Gerardo Arteaga vivió momentos complicados desde que partió a Bélgica, donde estuvo solo y le terminó por cobrar para factura para ir a los Juegos Olímpicos de Tokio 2020.
En entrevista con Werevertumorro, la lateral reveló que el encierro lo obligó a decir "no" al sueño olímpico.
"Ya no aguantaba, tenía un año sin ver a mis papás y hermanos, buscamos soluciones, lo hablé con Jimmy Lozano para que me dieran la opción de ir a Guadalajara unos días y me dijeron: '¿Vas o no vas a los Juegos?'. Me agarré los huevos y les dije: 'No'. Obviamente quería ir, yo estaba llorando, pero sabía que si iba a los Olímpicos algo no iba a estar bien en mi cabeza.
"Cuando voy a Selección (previo a JJ.OO.) estuvimos también como tres semanas concentrados en Estados Unidos e igual me sentía encerrado. Volvemos a México al Centro de Alto Rendimiento y allá también encerrado, tampoco iba a tener vacaciones porque de México nos íbamos directo a Tokio y acabando los Juegos volaba directo a Bélgica", mencionó.
De igual forma, contó la difícil situación que vivió en el Viejo Continente, donde asegura no comía y dormía en la sala con la televisión prendida.
"Estuve siete meses solo en Bélgica, mi novia estuvo solo tres meses como turista y se regresó (...) Aquí estaba solo, encerrado. Como no hay mucho que hacer aquí en Genk y la vida es muy diferente a lo que sabemos en México, donde agarras tu coche y te vas a donde quieras, aquí no. Hasta la comida era una batalla para mí, no tengo ningún amigo en Genk, nadie que hable español conmigo.
"Entré en depresión porque en dos o tres meses ni siquiera dormía en mi cuarto, me quedaba en la sala con la televisión prendida porque me sentía muy solo. Llegaba de entrenar, aventaba la mochila y me sentaba en el sillón sin comer ni cenar, estaba deprimido y me sentía muy culero.
"Estando mi novia aquí me cambió todo, lo vi porque los tres meses que ella estuvo fueron mis mejores, llevaba quién sabe cuántas asistencias y hasta goles metí. Pero cuando se fue recaí culero, otra vez regresar de entrenar y que no haya nadie, que despiertes y nadie te diga: 'Ten un buen día' es horrible", agregó.