La historia es aliada del Estadio Azul. El inmueble capitalino se despidió con decenas de recuerdos y anécdotas imborrables que quedarán registradas para siempre en el corazón de la historia deportiva mexicana.
El estadio más añejo, que hace más de siete décadas sorprendió por la innovación y modernidad que se vieron a través de su construcción y arquitectura utilizados para su realización, cierra sus puertas con la satisfacción de que decenas de aficionados dejaron el corazón en las tribunas, al ser testigos de innumerables hazañas.
Si bien es cierto que el coliseo de la Nochebuena tendrá una huella imborrable por la etapa que Cruz Azul vivió ahí durante sus últimos años de existencia, quedará marcado también por acoger a equipos como Atlante, Necaxa, América y Pumas, todos estos con vivencias que simplemente resultarán también algo permanente e inolvidable.
Finales disputadas, remontadas gloriosas, caídas estrepitosas o visitas indelebles como las de astros como Diego Armando Maradona o Lionel Messi, son tan sólo parte de los miles de episodios que se pudieron vivir en el Azul, recinto que también se encargó de dar vida a acontecimientos musicales, políticos y hasta cinematográficos.
Hasta siempre, al estadio que se convirtió en testigo de remembranzas que ahora resultarán inalterables; hasta siempre al estadio cuya innovación al nacer se encargó de sorprender al país; hasta siempre al estadio que formará por la eternidad, parte de la historia deportiva de este país. Hasta siempre, Estadio Azul.