Desde su llegada a Cruz Azul, Pedro Caixinha buscó imprimir su sello en el día a día de la plantilla. El entrenador lusitano solicitó desde cambios en mobiliario de La Noria hasta adecuaciones en la decoración, que son un punto clave en su proyecto, pues es con ello que busca sembrar una ideología clara en el jugador cementero.
Lemas como: “Ganar lo es todo”; “equipos felices ganan campeonatos”, “vivimos el aquí y el ahora” o “máxima libertad, máxima responsabilidad” son los que los jugadores encuentran en el cubil cementero. Esto se debe a que el estratega encargó que fueran colocadas tanto en el comedor como en los vestidores, gimnasio y todas las áreas en las que los jugadores trabajan.
No sólo eso. Otro tema del que Caixinha se encargó fue de preguntarle a cada uno de los futbolistas una frase con la que se sienten identificados, algo que los defina como personas y que los motive; posteriormente, mandó a que todos tuvieran su respectivo lema colocado en su casillero, donde diariamente encuentran sus aditamentos para realizar los entrenamientos.
El estadio no es la excepción. Los vestidores también tienen frases motivacionales, que hacen que el equipo salte a la cancha lleno de adrenalina, con la única idea de derrotar al rival y darle felicidad a su afición; incluso, la última leyenda está junto al primer escalón para subir a la cancha del estadio celeste y dice: “queremos y vamos a despedirnos del Azul con trofeos”.
Además de los mensajes motivacionales, el técnico pidió poner fotografías que reflejan dos momentos en la vida del futbolista. De un lado se aprecian lamentos, tristeza, mientras que del otro hay felicidad, festejos, alegría y lo que hizo fue preguntar a los jugadores de qué lado del mosaico querían estar.
Es así como el portugués se ha enfocado en trabajar el aspecto mental y anímico de sus jugadores, además de que habla con cada uno de ellos y los hace sentir parte de un grupo imbatible, lo que tiene encantados a los jugadores que buscan responder con resultados.
LO HIZO CON SANTOS
Pedro Caixinha dejó huella en Santos, equipo al que hizo campeón en Liga y Copa, y en el que dejó bases para los técnicos que llegaron después de él. En el equipo de Torreón se ha utilizado esta herramienta desde antes que el portugués llegara para que el jugador se sienta arropado.
