GIBRÁN ARAIGE
Desde que la Liguilla apareció en el futbol mexicano, el liderato general parece transformarse en una maldición. A Chivas, el embrujo lo ha acompañado hasta el torneo anterior.
En las tres ocasiones anteriores que el Guadalajara terminó como líder general, el torneo siguiente no fue el mejor. En una ocasión lo eliminaron en Cuartos de Final y en las otras dos no se metió a la Liguilla.
Tras la campaña 86-87, en la que el Rebaño terminó como superlíder y Campeón, el equipo mantuvo la base del plantel dirigido por Alberto Guerra. Fue la Temporada 87-88 cuando los rojiblanos ocuparon la tercera posición de la tabla general, se metieron a la Liguilla y saltaron como favoritos para encarar al Morelia en Cuartos de Final.
Sin embargo, el conjunto de Antonio Carbajal, con Marco Antonio Figueroa y Juan Carlos Vera en la cancha, sorprendió al Guadalajara y lo eliminó.
Para la Temporada 95-96, posterior al liderato general del Rebaño, las cosas no le salieron al equipo. Llegó Oswaldo Ardiles a la dirección técnica y fracasó; lo relevó Leo Beenhakker, quien no logró recomponer la situación y el chiverío terminó en el lugar 12 de la tabla, lejos de la Liguilla.
Y en el Apertura 2008, el Guadalajara encaró con ilusión, luego de que una campaña antes Efraín Flores los puso en la cima general. De nueva cuenta el Rebaño no clasificó, terminó octavo, con 25 puntos, pero no logró superar a un segundo lugar de otro grupo.
En este mismo semestre disputaron la Copa Sudamericana y su eterno verdugo, el Inter de Porto Alegre, los echó en Semifinales.
Ahora, Fernando Quirarte buscará poner fin a esta maldición que azota a Chivas. Por lo pronto, el torneo inició con un descalabro.