El portero Bruno Fernandes, excapitán del Flamengo y condenado a 22 años de prisión por el asesinato de su exnovia pero que disfruta actualmente de libertad condicional, fue presentado como nuevo jugador del club Boa Esporte, de la Segunda División de Brasil.
Su contratación tras seis años en prisión generó una fuerte polémica, motivando protestas de grupos que combaten el feminicidio y hasta llevó a cinco de los patrocinadores del equipo a retirarle su apoyo al club de la ciudad de Varginha, en el estado de Minas Gerais.
"La responsabilidad será grande. Si fallo, van a reclamarme. Si me va bien, también me reclamarán. Dios va a guiar mis pasos. Tengo que confiar en mí", afirmó el portero al agradecer la oportunidad que recibió de regresar al futbol pese a su situación.
"Estoy muy feliz con esta oportunidad. Me estoy preparando hace años. Las personas se alejan de mí por lo que ocurrió en el pasado, pero el Boa Esporte me está abriendo las puertas", agregó.
El guardameta fue detenido en agosto de 2010, cuando defendía el Flamengo, el club más popular de Brasil, después de ser apuntado por la policía como principal sospechoso del asesinato de la modelo Eliza Samudio, con quien tuvo un hijo.
Samudio, que reclamaba del futbolista el pago de una pensión para su hijo, desapareció en 2010, a los 25 años, y fue considerada muerta, aunque su cuerpo nunca fue encontrado, en un caso que conmocionó Brasil.