La selección inglesa dio un nuevo paso hacia el Mundial de Rusia, tras imponerse 0-4 a Malta, un engañoso resultado, que ocultó los numerosos problemas que tuvo el equipo británico para superar el sólido sistema defensivo del conjunto maltés.
Una tupida madeja de defensores, que durante muchos minutos se convirtió en un problema irresoluble para los de Gareth Southgate, pese al empeño de Harry Kane, el más incisivo de los atacantes ingleses.
De hecho, Kane pudo abrir el marcador a lo cuatro minutos de juego con un cabezazo que detuvo el portero local Andrew Hogg, el mismo destino que sufrieron el resto de las escasas ocasiones que lograron generar los ingleses en la primera parte.
Y cuando no fue el portero quien frustró las oportunidades de gol, fue el desacierto de los delanteros visitantes, como ocurrió a los 11 minutos con un remate de Dele Alli que se marchó alto.
Una falta de acierto que el preparador inglés trató de remediar con la entrada al inicio del segundo tiempo de Marcus Rashford, en sustitución de un gris Raheen Sterling, en un intento de dotar de mayor velocidad y regate a la delantera inglesa.
Pero no fue Rashford, sino Kane el encargado de acabar con el suplicio inglés, tras aprovechar a los 53 minutos un perfecto pase en el interior del área de Dele Alli para firmar el 0-1 para los ingleses.
Un tanto que sirvió para apaciguar la ansiedad del equipo inglés, pero no para mejorar su efectividad, ya que Inglaterra tuvo que esperar hasta los 86 minutos para sentenciar definitivamente la contienda, gracias a un disparo lejano del Ryan Bertrand que significó el 0-2.
Marcador que los de Southgate lograron ampliar, ya en el tiempo de prolongación, gracias a los goles de Danny Welbeck (91') y Harry Kane (92'), que sirvieron para "maquillar" los numerosos apuros que pasaron los británicos para superar a la defensa local.
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