Para la barra del Atlético de Madrid en México lo mejor del título de liga conquistado este sábado fue que llegó acompañado del sufrimiento esperado por cualquier hincha colchonero que se respete.
"Ser del Atleti es una manera poética de ver la vida, no es que nos guste sufrir, pero lo aceptamos", aseguró a Efe el alpinista Pachi Navajas, quien encabezó con oficio de director de orquesta los festejos en la Ciudad de México del undécimo título del equipo dirigido por Diego Simeone.
Un minuto antes de empezar el partido con el Valladolid, los aficionados entonaron el himno colchonero, acto con el que hicieron un traslado mental al estadio José Zorrilla, casa del Valladolid, donde vencieron por 1-2 al equipo local.
La fiesta transcurrió según el guión esperado para cualquier seguidor del equipo, con sufrimiento al principio y un festejo con tintes de catarsis hora y pico después.
En el Centro Gallego de la calle Colima, en una céntrica colonia de la capital, más de 60 españoles, mexicanos venezolanos y costarricenses vivieron el duelo decisivo del campeonato como una historia de ficción, en la que fueron personajes en las gradas del Zorrilla.
Tomaron cerveza y vino, comieron tortilla española, levantaron banderas y entonaron cánticos hasta que en el minuto 18, Óscar Plano puso delante al cuadro de casa y provocó un silencio de 20 segundos, interrumpido cuando el grupo razonó que nada anormal pasaba para un equipo con un alto umbral para resistir el dolor.
En el tiempo de descuento los vestidos de blanco y rojo asumieron que el milagro mayor era cosa hecha. Entonces, olvidados de las máscaras para la Covid-19 porque casi todos están vacunados, esperaron el final y al llegar, gritaron, gritaron y volvieron a gritar.
Un solo ataque de lágrimas fue registrado en la hora feliz. Asustado por el ruido, el niño Juanjo, de dos años, se aferró al cuello de su madre, aunque una hora después lo vieron cumplir como alevín de colchonero, que celebró con sus mayores en la Fuente de Cibeles, donde Pachi Navajas aceptó que lo mejor de sufrir con su equipo, a veces es la continuación.