Dos tantos, en los últimos compases de cada acto, el que convierte a Gavi en el goleador más joven de la historia de la selección española y un testarazo final de Íñigo Martínez, salvaron a España de la derrota en Praga ante la República Checa (2-2), en un duelo marcado por dos graves errores defensivos que siembran dudas.
De acariciar el título con una magnífica imagen en la Final a cuatro de la UEFA Nations League, pasa la selección española a verse obligada a una reacción inmediata tras firmar su segundo empate consecutivo, y gracias. Con Luis Enrique desesperado ante la falta de fluidez del primer acto y la falta de intensidad de una defensa que cambió en bloque. Blanda sin el liderazgo de Laporte. Con un debate que no tendrá freno en la figura de Eric García.
Se vio España obligada a la reacción desde un grave desajuste defensivo que le presentó el peor escenario posible a un equipo con rotaciones. Las fechas hasta el Mundial son contadas y las oportunidades, para algunos jugadores, serán escasas para demostrar que merecen estar en la lista de los elegidos para Qatar. Luis Enrique juntó varios regresos con pruebas que rebajaron la eficacia de un juego que se atascó hasta que Gavi salió al rescate.
No podía ser otro jugador. Uno de los dos de campo que repitieron de inicio, el otro era Sarabia. A días de cumplir 18 años sus piernas lo aguantan todo. Sobrado de personalidad para añadir a su lucha innegociable un descaro con balón que levantó a una España atascada. Dani Carvajal tiró mal un fuera de juego y nada más arrancar el partido, a los cuatro minutos, la República Checa encontraba un premio inesperado.
Línea defensiva adelantada, Carvajal pierde referencia y habilita el pase en profundidad. Kuchta rompe al espacio y Jakub Pesek marca a placer, con Unai Simón vendido ante el error. El tanto refrendaba la idea checa, con defensa de cinco. El botín, tras derrotar a Suiza en la primera jornada, estaba conseguido en cuatro minutos. Poco le importó jugar ante su afición para situar ocho jugadores por detrás del balón.
Y no lo interpretó bien España. Sin desborde en banda, imprecisa con balón, con dificultad para encontrar vías de acceso a las zonas de peligro. Falta de inspiración, mascando la frustración representada por Raúl de Tomás. Sin balones para rematar y apareciendo en una sola ocasión para asociarse con Sarabia y generar la mejor ocasión con el disparo cruzado del extremo.
Posteriormente, la República Checa pasó a defensa de cuatro y encontró en los balones en largo, a la espalda de los centrales, un filón que aprovechar. Tan simple y tan efectivo. Así perdonó el segundo Kuchta, con todo a su favor, en un mano a mano ante Unai que definió pegado al poste a los 54 minutos.
El partido podía caer de cualquier lado porque el único remate de Raúl de Tomás los salvaba como podía Vaclik y la maldición de Koke, sin un gol como internacional, se extendía cuando la tuvo para dar la vuelta al partido. Lo merecía España, con resultado inmediato a los cambios de Luis Enrique cuando daba paso al regreso de Marco Asensio y el primer balón que tocaba lo estrellaba en la madera.
Fue cuando llegó una acción que condena a un equipo, que cuesta eliminaciones de torneos. De nuevo con línea defensiva adelantada y sin tener la marca del delantero, Eric García llegó tarde al pase en profundidad. Sin una referencia. El achique de Carvajal serviría de poco. A Kuchta no le pesó el error en su cabeza y definió con calidad, picando el balón a la salida desesperada de un impotente Unai.
Se vio ante las cuerdas España y no paró a lamentarse. Pasó al juego directo, a la búsqueda desesperada de un gol que rondó Ferran Torres, estrellándose de nuevo con el poste, y que firmó en el último suspiro un testarazo salvador de Íñigo Martínez que evitó la derrota.