La centrocampista Megan Rapinoe confirmó los pronósticos y se hizo con el segundo Balón de Oro femenino de la historia, sucediendo a la noruega Ada Hegerberg en el palmarés.
La estadounidense se impuso por delante de la británica Lucy Bronze, del Olympique de Lyon, y de su compatriota Alex Morgan, del Orlando Pride.
La carismática jugadora del Seattle Reign labró su victoria en su actuación en el Mundial conquistado por Estados Unidos, en el que lideró al equipo tanto dentro como fuera del campo, donde adquirió notoriedad por expresar con franqueza sus opiniones, a menudo contrarias al presidente de su país, Donald Trump.
Rapinoe no acudió al teatro del Chatelet a recoger en persona su trofeo, pero dejó un mensaje grabado en el que precisamente destacó el apoyo que recibe de los aficionados: "Tanto por hacer lo que hago dentro del terreno de juego como por las cosas que hago fuera de él".
Rapinoe confirmó así el trofeo The Best con el que la FIFA la reconoció en septiembre como mejor futbolista del año, después de haber sido nombrada también mejor jugadora y ser la máxima goleadora del Mundial femenino disputado en Francia.