Es bien sabido que Diego Maradona vive los partidos de forma diferente al resto de los otros técnicos. El Pelusa sufre, grita y vive la pasión en la banca como un jugador más.
Este domingo su equipo, Gimnasia y Esgrima de La Plata, consiguió su primera victoria como local después de siete meses ante Central Córdoba.
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Fiel a su estilo y cuando el marcador se encontraba empatado a un gol, Erik Ramírez, delantero de los Lobos de Gimnasia, tuvo una ocasión clara; sin embargo, el balón se fue desviado, por lo que Diego lanzó un puño al aire y luego se resbaló de forma muy aparatosa. Se encuentra fuera de peligro.
Minutos más tarde, un gol de Contín, atacante del equipo local, desató la locura en La Plata, ya que con esa anotación Gimnasia ganó el encuentro. Maradona se arrodilló y lloró como niño de la felicidad.