El futbolista español Lucas Pérez apunta a perderse el resto de la temporada con el PSV Eindhoven debido a una enfermedad que ha generado preocupación en el club y su entorno. Según informó el diario neerlandés De Telegraaf, el exjugador del Deportivo La Coruña ha sido diagnosticado con "tuberculosis activa".
La etapa de Lucas Pérez en el PSV no ha sido la esperada. Hasta el momento, solo ha disputado 24 minutos con el equipo, y ahora, debido a su condición de salud, no podrá sumar más minutos en lo que resta de la temporada.

El informe de De Telegraaf detalla que el tratamiento de la tuberculosis requerirá que el jugador permanezca aislado entre tres y cuatro semanas, además de seguir un tratamiento con antibióticos. "Esto tendrá un gran impacto en la condición del jugador", señala el medio neerlandés.
Posible brote en el PSV
Una de las mayores preocupaciones en el PSV es la posibilidad de un brote dentro del vestuario. Sin embargo, según fuentes locales, el poco tiempo que Pérez lleva en el club podría ayudar a minimizar los contagios.

El PSV confirmó la existencia de un caso activo de tuberculosis en su plantilla, aunque sin revelar la identidad del jugador afectado. "Uno de los jugadores del PSV 1 ha sido diagnosticado con tuberculosis activa. Aunque la posibilidad de nuevas infecciones es baja, estamos monitoreando de cerca la situación siguiendo los protocolos del GGD (departamento de salud pública de Eindhoven)", señaló el club en un comunicado oficial.
Actieve tuberculose vastgesteld in PSV-selectie
Bij één van de spelers van PSV 1 is actieve tuberculose vastgesteld. Hoewel de kans op verdere besmettingen klein is, wordt de situatie volgens de standaard protocollen van de GGD nauwlettend gemonitord.— PSV (@PSV) March 24, 2025
La tuberculosis y su tratamiento
La tuberculosis es una enfermedad curable si se diagnostica y trata a tiempo. La recuperación de un paciente depende de factores como la edad, estado de salud general y resistencia a los medicamentos. Se estima que, tras dos semanas de tratamiento, la persona deja de ser contagiosa y, en la mayoría de los casos, puede retomar una vida normal en pocas semanas. Si el tratamiento se sigue sin interrupciones, los pacientes pueden recuperarse completamente sin secuelas.