Entrada la década de los 90, Milan ya era toda una potencia a nivel continental, puesto que solamente se encontraban por detrás del Real Madrid en la cosecha de títulos, y levantaron su quinta corona al vencer ni más ni menos que al Barcelona de Johan Cruyff.
Después de superar al Mónaco en las Semifinales, el club lombardo regresó al Olímpico de Atenas, escenario donde años más tarde levantaría otra Copa de Europa, para enfrentarse a la escuadra más espectacular de ese momento.
El equipo que en aquel entonces dirigía Fabio Capello, llegaba al encuentro con pocos reflectores, puesto que su estilo era 100 por ciento defensivo y hacía recordar al 'catenaccio'.
Por su parte, los blaugranas contaban con una maquinaria ofensiva, encabezada por Josep Guardiola en el mediocampo y explosiva al ataque con Stoichkov, Romario y Begiristain.
A pesar de eso, las tácticas defensivas de los italianos terminaron por sorprender al denominado 'Dream Team', gracias a la eficacia en los contragolpes y al muro inquebrantable que montaron al fondo.
Aunque no solamente ganaron el partido, sino que desmoronaron mentalmente al mejor equipo del mundo para golearlo cuatro veces en el marcador y dar muestra de que su estilo sometió a la maquinaria blaugrana.
Aquella noche en Atenas, Daniele Massaro marcó un doblete, seguido de Dejan Savicevic y uno más del francés Marcel Desailly.
Il Diavolo levantó su quinta corona europea y reafirmó su estatus de potencia en el Viejo Continente como el escolta más cercano del Real Madrid.
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Hay que recordar que aquel Milan con Capello en el timón consiguió el cetro europeo con ocho jugadores italianos en el 11 titular, lo que dio aún más importancia al campeonato para la institución lombarda.