Un Liverpool, con muchos suplentes y aún tocado por la ausencia de Virgil Van Dijk, logró pasar, no sin sufrimiento, el trámite del Midtjylland gracias a un gol de Diogo Jota y un penalti sobre la hora transformado por Mohamed Salah con un 2-0.
Los Reds, que además perdieron por lesión a Fabinho, dan un gran paso en sus aspiraciones a liderar el Grupo D de la UEFA Champions League, aunque ofrecieron una más que discreta actuación el día que su entrenador decidió hacer rotaciones.
Ni Mohamed Salah ni Sadio Mané ni Roberto Firmino partieron de inicio y lo pagó un Liverpool tieso y sin peligro. Los Reds no fueron capaces de disparar a puerta en una primera parte en la que incluso tuvieron suerte de no verse por detrás en el marcador, ya que Anders Dreyer, en un mano a mano que tuvo en el primer minuto, no fue capaz de superar a Alisson Becker.
Takumi Minamino y Divock Origi no generaron ningún problema para la defensa danesa y la primera parte fue de las peores que se recuerdan en Anfield, si se tiene en cuenta además que el Midtjylland venía de ser goleado en su primer partido del grupo.
Aún con todos los problemas, el Liverpool tenía mucha más calidad que los daneses y solo le hizo falta una triangulación para desbloquear el encuentro. Xherdan Shaqiri tiró una pared con Trent Alexander-Arnold, le filtró la pelota en el área y el lateral inglés se la sirvió en bandeja a Diogo Jota, que apareció desmarcado para empujarla a la red.
Con el tiempo casi cumplido, Paulinho derribó a Salah dentro del área y el egipcio sentenció el choque. Jürgen Klopp arriesgó rotando y le salió bien, porque consiguió los tres puntos, pese a dar una imagen paupérrima para un campeón de la Premier League.