Su nombre quedará tatuado en la historia del futbol, pero hay un lugar en el mundo donde su labor no reverdeció; pasó por México sin pena ni gloria, y en Guadalajara, donde trabajó como asesor, apenas y se recuerda su rostro.
Johan Cruyff formó parte del futbol mexicano durante únicamente nueve meses; su presencia en territorio jalisciense fue limitada, pero su jerarquía bastó para cambiar por completo el césped del que hasta hace poco fuera llamado Estadio Omnilife.
Fue el 24 de febrero del 2012 cuando Chivas anunciara con pleno orgullo que uno de los precursores del Futbol Total se uniría a la institución; el tres veces Balón de Oro llegó al equipo como asesor externo, pero el proyecto que presentó se coló hasta las raíces.
"Tenemos la gran fortuna de contar con el mejor entrenador del mundo, y a una institución que se ha preparado para hacer el mejor futbol del mundo, esto es algo soñado, un sueño que tuve hace casi diez años", expresó Jorge Vergara, dueño del equipo, durante la presentación oficial del Holandés Volador en suelo tapatío.
Desde su primer día en México, el también precursor del Johan Cruyff Institute advirtió que necesitaría de un tiempo considerable para responder a toda la expectativa causada con su llegada, e incluso dejó en claro que era ilógico pensar en una revolución futbolística en el futuro cercano.
"Esto es un proyecto a largo plazo, es absurdo pensar que mañana el equipo mejorará por mi culpa, claro que no, tenemos que analizar muy bien toda la estructura para empezar a hacer cambios que beneficien al club", declaró Cruyff en una fastuosa ceremonia en la que posó con la camiseta rojiblanca.
La paciencia en el Rebaño no duró ni un año, y el 2 de diciembre del 2012 Jorge Vergara anunció el final de la relación sostenida con el también multicampeón en el FC Barcelona, cuyo contrato con Chivas sería cercano a los cuatro millones de dólares anuales.
El Tulipán no floreció en Guadalajara, y la desesperación del propietario del club fue tal, que avisó del fin del proyecto a través de un correo electrónico, así lo reveló en su momento Todd Beane, director internacional del instituto, quien en más de una ocasión se mostró inconforme con el trato recibido por parte de los altos mandos del equipo.
“Llevar un equipo de futbol es una especialidad, el dinero no lo arregla, se necesita conocimiento. Hay cosas que había que cambiar, pero si no se quiere cambiar entonces se tiene que marchar”, declaró Cruyff, a meses de su despido, en un tono cercano a la resignación.