La mamá de Víctor Rodríguez cargó al entonces pequeño de 4 años de edad y tomó su maleta sin mirar atrás, en un intento desesperado por huir de la pobreza que los devoraba en su natal Guadalajara. El ahora peleador apenas y domina el español luego de llegar desde niño a Estados Unidos, donde el calor de California y el extremoso frío de Alaska forjaron en él una resiliencia casi tan inmensa como la de su madre.
“Cuando era joven era muy difícil para mi mamá, estábamos quebrados, no teníamos casi nada para comer. Así que decidimos irnos cuando teníamos cuatro o cinco años y llegamos a Estados Unidos, ella encontró un trabajo y ella pudo hacerse cargo de mí y así empezó nuestra historia ahí”, dice a RÉCORD el tapatío.
Rodríguez forjó su carácter gracias a los golpes de la vida, mismos que lo llevaron a sus 18 años a enrolarse en el mundo de las artes marciales mixtas con tal de tener armas para defenderse de las vicisitudes que lo aquejaban. Y así, en un parpadeo, alcanzó un nivel tan alto que ahora forma parte de la UFC, la la mayor empresa de MMA en el mundo, donde combate estoico con el orgullo de su linaje azteca.
“Es muy especial, la cultura mexicana en mí es lo que me hace un peleador que entretiene. Pienso que estoy orgulloso de mí por ser entretenido y tener peleas divertidas y hacer peleas entretenidas. Eso está arraigado en ser mexicano y haber nacido en México, tengo la sangre mexicana corriendo en mí y me hace sentir que esa sangre mexicana precisamente me hizo llegar tan lejos, ¿sabes?”, comparte el mexicano, que se enfrentará a Bruno Silva en la UFC Vegas 27 este sábado.
El combate a celebrarse en Las Vegas, Nevada, está pactado en las 125 libras ante el brasileño, quien fue llamado de emergencia luego de la lesión de Denys Bondar, quien originalmente sería el rival del mexicano número 33 en debutar en UFC.
“No mucho (cambió sus entrenamientos por el nuevo rival), seguí haciendo lo que ya estaba haciendo, que era estar listo para una pelea que pudiera ir de cualquier manera parado o en el piso. Estoy listo, estuve en California entrenando por cuatro meses, entrené con buenos chicos así que estoy listo para poner una pelea para todos. Puedo prometerles una pelea realmente entretenida, va a ser un combate realmente divertido, no será para nada aburrida, será buena”, asegura.
En su piel se imprimió la tinta tal y como las enseñanzas de su mamá quedarán para la eternidad en su corazón. Cada tatuaje de Rodríguez tiene un código oculto, incluyendo un pez koi que resalta en su brazo derecho y una enorme frase en su costado, pero todo se resume en un mismo mensaje: la fortaleza de su madre.
“Es un koi dragón, significa que he sido fuerte, está nadando dentro de un río y significa fortaleza y ser capaz de pasar por tiempos difíciles, tengo eso. Después tengo unas rosas en el frente de mi vientre y unas palabras que dicen ‘Solo en el mundo Ponchito y yo’, que es una canción que mi mamá solía cantarme. Ella es una mujer muy poderosa, es muy fuerte y tengo mucha de mi fortaleza de ella. Lo puse ahí, como ‘sola en este mundo mi hijo y yo’ así que mi mamá significa mucho para mí y por eso me tatué eso”, presume.