"Hincha británico de comportamiento violento y agresivo", así define la Real Academia de la Lengua Española a uno de los mitos más temidos en la historia del futbol mundial, a un grupo de aficionados cuya pasión va más allá de la pelota.
El origen de los hooligans es incierto, casi tanto como la identidad de aquel que decide incorporarse a estos grupos delictivos; se sabe que surgieron de Inglaterra y su nacimiento se estima entre las décadas de los 70 y 80, con la tragedia de Heysel como principal crimen.
Fue en Bélgica donde se vivió una de las más grandes masacres que se hayan registrado con el balompié como excusa; el 29 de mayo de 1985, en la Final de la Champions entre Liverpool y Juventus, fallecieron 39 aficionados y se registraron al menos 600 heridos, y todo por la imprudencia británica.
Todo se desató cuando hooligans de los 'Kops' se abalanzaron sobre fanáticos de la Juventus en una de las cabeceras del estadio; les aprisionaron contra un muro hasta asfixiarlos por la presión ejercida. Casi 40 cadáveres fueron depositados junto al terreno de juego.
A partir de esa tarde se arraigó el temor, pero también el odio hacia los hooligans ingleses, a quienes se les definía como 'la enfermedad inglesa' a causa de todo el malo que arrastraban a su paso; sin embargo, al interior de los grupos la violencia era una forma de vida.
"Yo era un individuo típico. Ir al fútbol era un escapismo. Era como un mundo secreto. Estás lejos de tu casa y de tu familia, estás con un grupo de amigos, tus amigos secretos", así lo definía Doggie Brimson, quien en su momento fue un violento seguidor del Watford en declaraciones recogidas por la BBC.
En un universo fílmico podría entenderse al hooliganismo como una especie de 'Club de la Pelea', historia escrita por Chuck Palahnuik y popularizada por Brad Pitt; sólo que en la realidad, todo tipo de individuos se unen cerca de los estadios de futbol con una causa común: buscar problemas.
De la mano de Margaret Thatcher, primera ministra inglesa, las medidas punitivas se recrudecieron en quien formara parte de grupos hooliganescos, ya consagrados como pandillas perfectamente organizadas; para finales de los 80 la violencia en el futbol se castigaba con cárcel.
Pese a ello, los radicales ingleses no dejaban de aparecer en los grandes escenarios del futbol mundial; Francia ya sufrió de la locura británica en el Mundial de 1998 y Marsella fue el foco rojo de los disturbios; 18 años después se repitió la historia previo al Inglaterra-Rusia.
Hace menos de dos días se duplicó la preocupación con la llegada de 'neohooligans' que en realidad reniegan de serlo; se trata de presuntos paramilitares rusos, que actúan a modo de comandos, y según testimonios, manejan estrategias de guerrilla para atacar a sus rivales.
"Los ingleses siempre dicen que son los únicos vándalos. Vinimos a demostrar que son unas niñitas", expresó un radical a medios internacionales tras su visita al puerto francés, afirmando que al menos 150 de sus compatriotas viajaron a Francia sólo para encarar a la afición británica.
Las medidas policiacas han sido insuficientes; en la Euro 2016 el temor se respira en cada sede. Hoy la 'enfermedad inglesa' es una epidemia global, y el primer contagio ya tiene víctimas mortales; no distingue por nacionalidad.