Aitor es un niño aficionado al Real Betis, vive en Barcelona y tuvo la fortuna de asistir por primera vez al estadio a ver a su amado equipo.
El pequeño infante se mostró emocionado desde que llegó al inmueble y no dejaba de hablar. Una vez que comenzó el partido, el niño de 7 años vivió a flor de piel lo que le pasaba a su equipo.
Cuando cayó el gol del Betis soltó toda su energía para festejarlo; sin embargo, le tocó probar la amargura cuando el Espanyol metió el tanto del empate y luego el del triunfo.
A partir de ese momento, Aitor comenzó a sacar toda su frustración, pues deseaba que los Verdiblancos pudiera anotar el tanto del empate, pero se fue del estadio con una derrota de su equipo por 2-1.