LeBron James cambió por un momento el balón y los dribles por el banquillo con el propósito de apoyar a su hijo en un juego amistoso de baloncesto.
El basquetbolista estrella de los Cavaliers de Cleveland no aguantó la presión y decidió dirigir al quinteto de su pequeño, dando consejos al por mayor.
Así que tomó las riendas y comenzó a dirigir el compromiso, y sin importarle las circunstancias, lanzó gritos y manotazos para que sus pupilos dieran lo mejor de sí sobre la duela.
Asimismo, no le importó meterse con los árbitros del encuentro, a quienes en todo momento les reclamó por las jugadas que a su consideración estaban juzgadas de mala forma.
De esta manera, el ‘Rey’ dio un ejemplo de lo que hará cuando le llegue el tiempo de dirigir.