Deportistas mexicanos sacrificaron niñez por éxito

Paola Espinosa en el aeropuerto
Paola Espinosa en el aeropuerto
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MEXSPORT
JOCELIN FLORES
| 30 Abr, 2016

Su entrega y disciplina para convertirse en los mejores deportistas del orbe los alejó de lo que más les gustaba hacer cuando eran pequeños: jugar y hacer travesuras con sus amigos.

“Una Navidad a mi hermana y a mí nos trajeron patines, era lo máximo. Me gustaba mucho porque mis papás nos veían, nos gustaba competir, echar carreritas, hacer trucos. Fue justo antes de venirme a la Ciudad de México, es el recuerdo de niña más bonito que tengo”, contó la doble medallista olímpica de clavados, Paola Espinosa.

El estar lejos de casa, fue uno de los sacrificios que tuvo que hacer la mejor taekwondoín mexicana de todos los tiempos, María del Rosario Espinoza.

 

 

 

“De chiquita lo que más me gustaba era jugar, me la pasaba siempre jugando con mis primas o mis hermanos y los sacrificios que tenía que hacer era que sólo podía jugar los fines de semana porque en la semana me iba a entrenar a Guasave”, recordó María, doble medallista olímpica y campeona mundial.

Los entrenamientos, también alejaron a Alejandra Orozco, subcampeona olímpica en Londres 2012, de sus amigos.

“Mi infancia fue muy bonita, la disfruté muchísimo. Vivía en un condominio y me encantaba salir a jugar con mis vecinos. El sacrificio creo que fue el dejar de jugar con ellos porque cuando llegaba de entrenar ya estaba muy cansada. Aunque el entrenamiento también me encantaba, me divertía mucho y a la vez estaba en camino a lograr mi sueño”, mencionó la clavadista.

Alejandra Orozco durante una competencia

Alejandra Orozco durante una competencia|MEXSPORT

Para el subcampeón olímpico Germán Sánchez, su infancia fue de las mejores etapas de su vida.  

“Lo que más me gustaba era estar con mi papá. Me enseñaba a pararme de manos, me llevaba a escalar, a rapelear y me llevaba a las luchas”, recordó.

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