Para muchas personas, un iceberg es sinónimo de belleza natural e inclusive de respeto; sin embargo, para Jamal Qureshi son un negocio sumamente lucrativo.
La descabellada idea surgió debido a que el hombre de ascendencia noruega desde muy pequeño ama viajar a las aguas congeladas del glaciar Svalbard, pero como no lo hace tan seguido, decidió guardar una botella llena de pequeños hielos y así conservarla en su hogar de Nueva York.
Sin querer, su esposa tomó un trago de dicha botella y quedó tan encantada con el sabor que ambos decidieron emprender el extraño negocio.
Desde 2013, Jamal acude al lugar dos veces al año para sacar 30 toneladas de hielo, gracias a una embarcación especial; como era de suponerse, la botella del preciado líquido no se vende en ningún lado, únicamente en la página web de la empresa y en ‘Harrods’, una tienda de lujo ubicada en Londres, Inglaterra.
A pesar de que ha recibido miles de críticas por parte de organizaciones en pro del ambiente, Jamal argumenta que no destroza los icebergs, únicamente se recogen los pedazos que navegan en el agua. En los últimos años se ha disparado la venta de aguas ‘de lujo’ embotelladas.
