Por lo menos nueve personas murieron y decenas más resultaron lesionadas por la explosión de un coche bomba en una academia de policía de Bogotá, Colombia.
Justo después del ataque perpetrado a media mañana, el más grande contra una instalación policial o militar en la capital en más de una década, reinaba el caos afuera de la Escuela de Policía General Santander.
Videos publicados en redes sociales muestran a oficiales de policía llevando a colegas lesionados en camillas a lo largo de una calle llena de escombros y cadáveres despedazados. A la distancia se puede ver la estructura de acero que quedó del camión que se utilizó para el ataque todavía en llamas, mientras se escuchan las sirenas de las ambulancias que se acercan al lugar.
El presidente Iván Duque se encontraba en un estado del occidente del país y regresó de inmediato a la capital con sus principales asesores militares para supervisar la investigación policial.
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El fiscal general Néstor Martínez dijo que el ataque fue perpetrado por un hombre llamado José Aldemar Rojas que conducía la camioneta pick-up cargada con 80 kilogramos (175 libras) de pentolita. Agregó que el último mantenimiento oficial del auto fue hace aproximadamente seis meses en el estado oriental de Arauca, en la frontera con Venezuela.
“Es un ataque no sólo contra la juventud, ni contra la fuerza pública, ni contra nuestros policías solamente. Es un ataque contra toda la sociedad", dijo Duque en un breve comunicado tras revisar el lugar de la explosión. “El demencial acto terrorista no quedará impune”.
La policía dijo que al menos nueve personas murieron, mientras que el Ministerio de Salud de Bogotá informó que 54 resultaron lesionados. Entre los fallecidos hay un ciudadano panameño y uno ecuatoriano.
Las autoridades no lograban explicar cómo el vehículo se escabulló por una reja permanentemente protegida por perros detectores de explosivos, guardias fuertemente armados y cámaras de seguridad. Pero había reportes extraoficiales basados en grabaciones filtradas de conversaciones telefónicas de agentes en el lugar, de que el conductor embistió el punto de revisión como si fuera a perpetrar un ataque suicida, algo sin precedentes en décadas de violencia política en Colombia.