La policía de Londres sacó por la fuerza a un desaliñado y barbudo Julian Assange, fundador de WikiLeaks, de la embajada de Ecuador el jueves y lo subió a una camioneta policial, dando inicio a una potencial batalla en las cortes para no ser extraditado a Estados Unidos a enfrentar cargos relacionados con la difusión de miles de documentos secretos del gobierno.
El arresto ocurrió después de que Ecuador le retiró el asilo diplomático que le otorgó durante casi siete años. El presidente ecuatoriano Lenín Moreno dijo en un tuit que su gobierno tomó la “decisión soberana” de retirar el asilo diplomático a Assange por “violar reiteradamente convenciones internacionales y el protocolo de convivencia”.
En Washington, el Departamento de Justicia acusó a Assange de asociación ilícita con Chelsea Manning (un exanalista de inteligencia) para penetrar en una computadora del gobierno en el Pentágono. El cargo se anunció una vez que Assange fue puesto bajo custodia.
Manning, quien pasó varios años en prisión en Estados Unidos por filtrar información clasificada antes de que el entonces presidente Barack Obama le conmutara la sentencia, está nuevamente bajo custodia en Alexandria, Virginia, por negarse a declarar ante un jurado investigador que lleva el caso de WikiLeaks.
Assange se refugió en la delegación diplomática en agosto de 2012 después de quedar en libertad bajo fianza en Gran Bretaña mientras enfrentaba una orden de extradición en Suecia por supuestas acusaciones de agresión sexual que desde entonces ya fueron retiradas.
Durante esos años, Assange utilizó la embajada como escenario para mantener su nombre en público, haciendo apariciones frecuentes desde un pequeño balcón, posando para fotos y leyendo comunicados. Incluso su gato se volvió famoso.
Sin embargo su presencia era una vergüenza para las autoridades británicas, que por años mantuvieron vigilancia policial afuera de la embajada a costa de los contribuyentes. Dicha vigilancia se quitó hace años, pero la sede consular siguió siendo el punto central de sus actividades.
El jueves se presentó ante una corte en Westminster, donde el juez de distrito Michael Snow no perdió tiempo en encontrarlo culpable de violar las condiciones de su fianza, rechazando rotundamente su afirmación de que no había tenido una audiencia justa y una excusa razonable para no comparecer.
"El comportamiento de Assange es el de un narcisista que no puede ir más allá de sus propios intereses egoístas", dijo Snow. “No ha establecido una excusa razonable”.
Assange saludó a la abarrotada galería pública mientras lo llevaban a las celdas. Su próxima aparición se fijó para el 2 de mayo.
Jennifer Robinson, abogada de Assange, dijo a los reporteros que su cliente luchará contra su extradición a Estados Unidos. Agregó que el arresto sienta un precedente peligroso para los derechos de los periodistas.
El presidente estadounidense Donald Trump dijo en respuesta al arresto que “no sabe nada sobre WikiLeaks”, a pesar de que lo elogió durante la campaña electoral de 2016.
“Hoy anuncio que la conducta irrespetuosa y agresiva del señor Julian Assange, las declaraciones descorteses y amenazantes de su organización aliada en contra del Ecuador, y sobre todo la transgresión de los convenios internacionales han llevado la situación a un punto en que el asilo del señor Assange es insostenible e inviable”, afirmó Moreno en un comunicado en video publicado en Twitter.
El abogado ecuatoriano de Assange, Carlos Poveda, afirmó en Quito: “Fue una decisión arbitraria discrecional, una afectación al debido proceso. El Estado ecuatoriano es soberano, sí, pero la soberanía no le limita a que se respete los derechos humanos de una persona que estaba en condición de asilado”.