Anoche, el de Tepeji del Río tuvo una actuación excepcional con el Tri frente a Canadá, anotando los dos únicos goles del partido y asegurando el triunfo de la Selección Nacional. En ningún momento dejó de pelear un balón. Cuando vemos actuaciones como esa, nos hace desear que los otros diez demuestren la misma pasión y determinación.
¿Qué se necesita para que un atleta alcance este nivel? Y no me refiero solo a su desempeño en el campo; esto va más allá de la destreza y la resistencia física. Se trata de una mentalidad que no solo busca ganar, sino entregarse por completo y disfrutar cada momento, y no permitir que nada—ni el rival, ni el estadio, ni el entorno—condicione su desempeño. La victoria es la consecuencia de todo lo anterior.
En coaching, psicología y otras disciplinas, el "quiebre" es un evento que interrumpe abruptamente la continuidad; un punto de inflexión que genera la necesidad imperante de cambiar la forma de ser, actuar, pensar e incluso interpretar la realidad. Puede originarse por muchas situaciones: una enfermedad, una lesión, una pérdida, un descubrimiento. Es un replanteamiento profundo de la existencia y puede vivirse de manera positiva o negativa, lo que define el impacto es la manera de enfrentarlo.
El 29 de noviembre de 2020 es una fecha que Raúl Jiménez nunca olvidará. En un partido entre Wolverhampton y Arsenal en la Premier League, un choque de cabezas contra David Luiz puso en peligro su vida y su carrera.
El futbol es un deporte de contacto, y las lesiones forman parte de la profesión. Sin embargo, hay quienes nunca logran recuperar su nivel tras una lesión, ya sea por sus secuelas o por el impacto psicológico que genera el evento: desmotivación, estrés, miedo al cambio. La personalidad y la mentalidad marcan la diferencia.
Raúl es un deportista que expresa con frecuencia su gratitud hacia la afición, sus compañeros y su familia. Asegura que un factor clave del éxito es el trabajo en equipo, y en la cancha sabe gestionar sus emociones cuando el partido se calienta. Esto nos habla de alguien reflexivo, que analiza las situaciones para aprender y mejorar.
Tras la fractura craneal que sufrió, el delantero declaró: “Desde un principio sabía cuál era mi objetivo, que era jugar, entonces nunca decaí. La recuperación fue larga, pero no había de otra, había que seguir adelante". Esto deja claro su fortaleza mental y su resiliencia, un aspecto clave ante cualquier quiebre. Si hay algo que suele jugar en contra ante los cambios y los momentos difíciles, es la propia mente; Raúl no tuvo ese problema. Sin embargo, esta experiencia sí trajo consigo transformaciones profundas: si ya era agradecido, ahora lo es aún más. En una entrevista para The Times, afirmó: “Casi pierdo la vida. Ahora trato de disfrutar todo".
Pero la modificación más notoria ha sido en su estilo de juego y en el tipo de futbolista que es ahora. Vemos a un Raúl más inteligente, menos impulsivo y mucho más técnico. Se está convirtiendo en un referente del tipo de competidor que queremos ver en nuestra selección: futbolistas que no solo destacan por su talento, sino por su capacidad de superación.