Pasaje multicolor

Luis García

Luis García

Luis García

Luis García
| 04 Feb, 2020

Desde hace tiempo pugno por estar consciente de mi felicidad, penosamente en la actualidad estamos enojados todos con todos, no nos gusta nada, daría la impresión que estamos obligados a elegir un bando y ser severos con la otra legión, estamos intolerantes y creemos que si alguien piensa distinto se convierte en enemigo, así que me he empeñado a darle importancia a lo que me genera alegría.

Y estos días lo logré, viví una serie de gratas experiencias que ensancharon mi alma y sobre todo fui cuidadoso en saborear a cada una de ellas. Perdón, pero ahí les va mi crónica social.

Empecé por jugar golf dos veces en una semana, cosa que no sucede, ni sucederá con frecuencia, el lunes pasado jugué la edición número 12 del PROAM del IGPM, en mi equipo estuvieron Pao Pavón, Antonio Carlos Santos y Jorge Campos, ganamos el torneo con -18 golpes y yo estuve finísimo con el putt.

El jueves fui invitado al Club de Golf México por Bobby Pérez, un gran amigo de mi cuñado Luigi y el mencionado familiar, jugué basura, tiré 99, pero me divertí horrores.

Para concluir la actividad deportiva, fuimos a comer al Pujol. Viví una de las experiencias culinarias más poderosas de mi vida, cada platillo que nos traían me sacudía los sentidos de forma violenta; cerramos entrando a la cocina del fabuloso restaurante para que el chef nos preparara un taco de kampachi en hoja santa tatemada con pico de gallo; casi me como los dedos.

Cerré ese día en una velada con mi cuñada Ana Xi y su novio Miguel Moisés, quien es dueño de Café Monte Grande, son productores, tostadores y catadores de café de México y dieron a conocer su fantástico nuevo producto Cold Brew.

El viernes, por ser puente, la 'Roska' Pérez y mis tres hijos chicos se fueron a Ticumán, así que antes de ello me llevé a Roberta, Mariano y Luis a Six Flags, nos divertimos como enanos, ganaron peluches en los juegos de destreza y comprobé lo mucho que me cuesta la altura, tengo vértigo, ya que incluso sufrí en el área de niños cuando me subí a juegos que se levantaban del piso apenas un metro; cosa de locos.

Ese mismo viernes comí con mi hija mayor, mi Lore, con quien disfrutó mucho esos espacios en solitario que nos damos cada vez con mayor frecuencia; me platicó emocionada sobre un taller que está tomando para escribir su novela, gocé verla tan emocionada y enfocada con este lindo reto.

El sábado muy temprano tomé camino a Morelia, tenía una charla de 'Decidir es Renunciar' para mis comadres y compadre de Álamo Seguros, mi socio Rodrigo Macías, quien me opera las conferencias; es un hombre muy calmo, en ocasiones demasiado. Pues bien, me recibió diciéndome que íbamos a cancelar, ya que era en un salón con grandes ventanales y nuestra presentación, la cual tiene varios videos y diapositivas, no se veía; lo tranquilicé y realizamos la ponencia sin problema.

De ahí alcanzamos a Martinoli, 'Zaguito' y Álvaro López Sordo a comer, previo al duelo Monarcas vs León; hicimos la transmisión del partido y nos regresamos en una camioneta a la CDMX, contando anécdotas y riendo como con nuestra acostumbrada burda simpleza.

El primer minuto del domingo vio la luz y está en línea en Latinus, un portal misceláneo con información para las y los latinos en Estados Unidos; yo me encargo de la sección deportiva, es un proyecto que me tiene sumamente motivado e inquieto, el buen 'Barra Brava', así le digo a Daniel Montes de Oca, es el jefe operativo de nuestro equipo de pintorescos colaboradores.

Ese mismo domingo me levanté solo en casa, de pronto no escuchar a nadie en la casa resulta una enriquecedora terapia, hasta que llega la noche y no concibo dormir sin la jefa, sin mi señora, aparte de que no soy tan valiente.

Fui a mi clase de bici, fui arrastrado como suele suceder y me fui a comer a casa de mis papás, los tres solos; los gocé enormidades, mi papá está grande y es necio, y mi mamá está impecable, ambos lidiamos con las necedades del barbón. Me levanté a servirme vino y a la distancia escuché decir a mi padre que en su vida tuvo varias tentaciones, pero que las supo sobrepasar; casi escupo el vino de la risa.

Sacaron un pequeño libro de la fiesta de los 50 años de mi papá, donde sus amigos y todos los que fuimos le escribimos una dedicatoria, ahí estaban los textos de mis grandes amigos Sandi y Raúl, el de mi novia de aquella época y, por supuesto, el mío, que la neta fue el más emotivo.

En un macabro ejercicio, en la última página del libro escribieron a todos los que habían ido y pusieron una cruz junto a los que habían fallecido, nos dimos cuenta con seriedad y tristeza que no eran pocos.

De regreso a casa para ver el Super Bowl me descubrí cantando a todos pulmón en mi coche y con una enorme sonrisa, fui consciente de mi plenitud, lo cual es algo que me establecí como meta hace algunos ayeres.

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