Katya López
@Katilunga
Periodista con 24 años de experiencia en el Deporte Olímpico. Fundadora de la Asociación Americana de Investigadores, Historiadores y Periodistas Deportivos(2017), finalista en los Premios de la AIPS (2022).
Noticia: Alan Cleland sí nació en México
Es difícil entender la incongruencia de esta doble moral. Esta semana han sobrado comentarios en Redes Sociales de tantos lamentándose por los mexicanos que decidieron representar a otros países en los Juegos Olímpicos de París 2024, pero a la vez, emerge el desdén por aquellos que, a elección propia, representan a México... y ¿qué creen? Entre ellos, ¡no está Alan Cleland!
Quizá ese es el caso que más me asombra: un deportista que nació en México, pero que, al mal ojo del prejuicio nacional, “no le parece” mexicano. Entonces detonan los señalamientos, las críticas banales porque recién descubren que hay un surfista que compite por México, aunque tiene al menos diez años conquistando olas en nombre de este país. Alan nació en 2002 en Pascuales, Colima, su padre, irlandés -del mismo nombre- migró a México, aquí se casó, aquí nació su hijo y desde pequeño lo subió a una tabla para viajar entre las olas del Pacífico hasta trazar un camino que lo llevó a conquistar el oro del Campeonato Mundial ISA 2023.
Hoy, Alan es el primer mexicano que clasifica al surf de unos Juegos Olímpicos y en París 2024 este deporte se realiza en la subsede de Tahití. Allá, al mismo tiempo que en la capital francesa, se realizó una inauguración de la justa bajo una ceremonia de la cultura Polinesia y que incluyó la tradicional ceremonia de arenas, en la que los surfers participantes llevan arena de las playas que los vieron nacer y, claro, Alan llevó un poco de ella desde su natal Colima.
¡Pero no vemos su título mundial, ni su cariño a Pascuales! Persiste la indignación porque los clavadistas Jonathan Ruvalcaba y Victoria Garza decidieron representar a República Dominicana (él por gusto personal, ella por falta de apoyo); mismo caso con la arquera Gaby Ballardo (hoy Gaby Schloessen) que migró a Países Bajos y compite con esos colores, tras casarse con un atleta de esa nación.
Pero ¿si eso indigna, cómo es que a la vez incomodan los ‘mexicanos por elección’? En la Delegación Mexicana de París 2024 no hay ningún atleta naturalizado, pero sí tres que, al tener doble nacionalidad, perfilaron por México: la judoca Prisca Awiti Alcaraz y los gladiadores Román Guillermo Bravo-Young y Austin Kleee Gómez. Los tres con padres o abuelos mexicanos y convencidos, desde hace años, de representar a nuestro país. Si nos molesta “perder” mexicanos, al menos nos debería alegrar recibir a los que compiten bajo esta bandera, ¿no?
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