El futbol lo está perdiendo. La atención del espectador se mueve de escenario, deja al deporte de siempre para asombrarse con nuevos ídolos en otras disciplinas. Y somos privilegiados como mexicanos de tener la oportunidad de vibrar con un fin de semana como el que recién concluyó, gracias a dos titanes como Canelo Álvarez y Checo Pérez.
Pasamos de la admiración del sábado con el monarca indiscutido del mundo en las 168 libras, a la celebración del domingo del primer podio en casa para un paisano en la máxima categoría del automovilismo. En menos de 24 horas, el pueblo mexicano hizo propio el gozo de tener a dos colosos de reconocimiento internacional. Y del futbol, poco. El partido de locura en CU. Un garbanzo de a libra.
El boxeo es el segundo deporte más seguido de nuestro país, pero en popularidad está lejos del futbol, histórico dominador de la preferencia. Y hoy nos entrega mejor espectáculo el boxeo; el último gran campeón que nos pega al televisor, a seguidores y detractores por igual, es Álvarez.
Ni qué decir del deporte motor, uno de los de menos arrastre en México al compararlo con el de las patadas al balón, pero que este fin de semana entregó 371 mil entusiastas asistentes al Hermanos Rodríguez y refleja el crecimiento que tiene, en gran medida al desempeño de Pérez.
Nuestro futbol amenaza con traer algo de show a la mesa con la Liguilla; sin embargo, la nueva regla de que no valdrá el gol de visita pondrá a prueba la resistencia del aficionado, pues hará juegos más tediosos.
Y así, mientras a la Liga MX le faltan argumentos para reconquistarnos, aparecen dos ídolos nuevos en el firmamento para nuestra fortuna. Que sean más, no importa que no pateen un balón.
SE TENÍA QUE DECIR...
El broche del torneo regular fue el reflejo de la esencia de la Liga MX: el Santos-San Luis es un insulto al espectador que va al estadio o que prende la televisión y no debe repetirse jamás. Ojalá que nuestros directivos busquen erradicar este tipo de absurdos en la industria.
Y SE DIJO.