A Sergio Romo su abuelo Evaristo le enseñó a lanzar la pelota y lo impulsó a vivir ese sueño que ni él ni su papá Francisco pudieron materializar debido a las vicisitudes que marcan el destino. Fue entonces que cuando ‘El Mechón’ cumplió 11 años se acercó a su padre para prometerle que se convertiría en beisbolista para ayudarlo a retirarse. Y así comenzó la historia de un lanzador que ganó tres veces la Serie Mundial y se mantiene estoico en el montículo con tal de ser un buen ejemplo para sus hijos y las nuevas generaciones de peloteros mexicanos.
Nacido en Brawley, California, Romo tuvo que superar la discriminación sistemática no solo en Estados Unidos, sino también cuando visitaba Mexicali, donde lo rechazaban por 'pocho'. Pero todas esas experiencias lo llevaron a ser el cerrador estelar de los Giants en Grandes Ligas, y ahora con 38 años, está de vuelta en la Bahía para jugar su temporada 14 tras llegar a un acuerdo con los Athletics.
“Han pasado muchas cosas en mi vida en los últimos cinco meses, me da mucho gusto regresar a casa. Para mí, con los años que duré con San Francisco y duramos juntos, se me hizo fácil hacer una casa ahí, pues de ahí es mi esposa. Regresar en esta etapa de mi carrera y poder dormir en mi cama con mi familia sin tener que moverlos, es ideal el poder jugar en la bahía. Este equipo juega con la misma forma y estilo que yo, agresivos, luchando siempre peleando y con aspiraciones grandes, somos un buen equipo, no esperamos ser campeones pero este equipo tiene potencial”, dice Romo en videoconferencia.
Durante dos años, el RingCentral Coliseum fue la casa de otro mexicano, Joakim Soria, un entrañable amigo de ‘El Mechón’ al ser dos de los mejores cerradores de origen azteca de todos los tiempos y contemporáneos de una época que ha regalado alegrías por racimos a la afición nacional.
“Él (Soria) siempre ha sido un amigo mío, siempre me ha ayudado desde lejos. Cuando empecé con Giants y él en Kansas City, hablábamos, me hablaba y cuando lo veía me tiraba unos consejos para poder estabilizarme porque a él le dieron sus oportunidades un poquito antes que a mí y me ayudó. Me gustaría jugar con él, me gustaría jugar con Oliver (Pérez), tantos años aquí en Grandes Ligas jugando en contra y siendo fans de ellos desde lejos y viéndolos, admirándolos por lo que siempre me han enseñado del orgullo de ser mexicano, no me han tocado muchos. Me tocó con Adrián (González en Dodgers) y me dio mucho orgullo por esos tres meses que jugué con Adrián”, comparte.
Precisamente a su breve paso por el equipo vigente Campeón de MLB, conoció a un Julio Urías que apenas daba sus primeros lanzamientos. Ahí supo que se trataba de una perla que tarde o temprano deslumbraría y llenaría de orgullo al país entero, tanto como ya enorgullecía a ‘El Mechón’ por su resiliencia y prodigioso talento, mismo que ya demostró en la pasada Serie Mundial.
“(Urías) no es solo orgullo de ser mexicano sino como hermano. Conociendo su trayectoria no todo fue súper bueno ni fácil, ha logrado mucho pero no siempre ha sido súper positivo, ¿sabes? Viendo las fotos y que han pintado sus murales de Julio con banderas de México me ha dado orgullo, no tengo que ser yo haciendo esas cosas y logrando cosas para que me dé orgullo, es un mexicano que merece todo. Trabaja duro, ese loco tiene la mente bien puesta, la cabeza puesta, humilde, sabe de dónde viene, quién lo ha apoyado, hay razones por las que ha llegado y está donde está, me da mucho orgullo, eso feliz por él, para mí es el mejor mexicano del mundo en este momento”, puntualiza.
‘El Mechón’ firmó por un año y 2.25 millones de dólares con Oakland. Aunque aún no le han comunicado el rol que tendrá en el bullpen del equipo del Este de la Liga Americana, el relevista jugará en su sexto equipo en las Grandes Ligas, tras su paso por los Twins, Marlins, Rays, Dodgers y Giants con la misma pasión con la que subió por primera vez a una lomita, pues desde que su abuelo colocó en su mano izquierda el guante cuero, no hizo otra cosa que no fuera amar la pelota.
“No sé cuánto me queda, no sé si me quede este año u otro más. Sé que ahorita estoy contento de estar aquí, todavía se me prende el foco, todavía hay ganas y pasión. Hace días me dijeron ‘hey, vas a lanzar el miércoles’. Me hubieran visto en la primera entrada, segunda, tercera entrada… caminando para atrás, bien ansioso, nervioso pero no con miedo. Nervioso como en la infancia, de ‘vamos ya, no quiero esperar’, tenía ganas de entrar y por eso sigo aquí, con mi brazo y herramientas puedo hacer el trabajo pero todavía tengo mucha pasión. Se me prende el foco, se me metió el primer bateador Joc Perderson y el primer swing que me hizo, fue ‘wow’, me la sacó de jonrón, pero fue como ‘ok, vamos otra vez’. Todavía hay mucha pelea, entonces no estoy pensando en el retiro pero ya sé que es algo que está apareciendo un poco más”, puntualiza.
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