Gustavo Ayón conquistó su segunda Supercopa de España con el Real Madrid, quinta del equipo blanco, tras ganar una final de alto voltaje que se pudo llevar cualquiera, ya que el Kirolbet Baskonia vendió cara su derrota y solo su bajón de los últimos minutos permitió un nuevo éxito del equipo entrenado por Pablo Laso (80-73).
Contagiado por la velocidad de Sergio Llull, que continuó desde el inicio con su recital de semifinales y acabó elegido mejor jugador, y el dominio bajo aros de un infranqueable Walter Tavares, el Real Madrid salió más fuerte y, con un 10-1 de parcial, tomó las primeras ventajas y obligó a Pedro Martínez a parar el partido ante la falta de ideas de los suyos.
A base de trabajo, los blancos fueron capaces de volver a meterse en la final de la mano de un Ayón que sumó diez puntos en el segundo acto y un parcial de 12-3 culminado por un triple de Carroll devolvió el mando a lo jugadores de Laso, hasta que un último triple de Jayson Granger dio a los suyos una renta de dos puntos al descanso (42-44).
Apareció entonces por primera vez en la pista Klemen Prepelic y el nuevo fichaje madridista mantuvo, con ocho puntos sin fallo, a los blancos en el partido al final de un tercer acto que dejó todo por decidir para los últimos diez minutos (61-62, min 30).
El escolta esloveno siguió haciendo daño en la zona baskonista en la reanudación y, después de muchos minutos, el Real Madrid pudo respirar al igualar su mayor ventaja de la tarde -siete puntos- tras completar un valioso 10-2 en menos de tres minutos.
Los jugadores de Pablo Laso retomaron el control de la final en el momento oportuno gracias a la aportación de hombres como Tavares o el argentino Facundo Campazzo, que metió canastas decisivas que encarrilaron el quinto título madridista ante el apagón de un Baskonia que solo pudo sumar once puntos en el último cuarto.