Allen Iverson, la sensación de los Sixers con un cariño especial al futbol americano

Allen Iverson en su etapa con los Sixers
Allen Iverson en su etapa con los Sixers
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AP
MARTÍN AVILÉS
| 07 Jun, 2020

Con una manga elástica que cubría su brazo derecho y una banda en su delineada cabeza por simétricas rastas, Allen Iverson se convirtió en un jugador de culto en la primera década del Siglo XXI. Explosivo y dinámico, el número 3 de los 76ers puso a la NBA a sus pies en el 2001, cuando se convirtió en el MVP. Pero en el espejo de su mente, se veía cosechando mismo número de éxitos, pero enfundado en el uniforme de los Dallas Cowboys.

En aquel entonces, Iverson era una sensación en Filadelfia pero la euforia que provocaba rebasaba las delimitaciones geográficas del estado de Pennsylvania y rozaba rincones del mundo inusitados, donde jóvenes buscaban con ahínco imitar sus movimientos en la duela mientras intentaban adquirir sus zapatillas Reebok a toda costa.

Allen Iverson como escolta de los Grizzlies de Memphis en 2009

Allen Iverson como escolta de los Grizzlies de Memphis en 2009|AP

Filadelfia era una ciudad entonces olvidada por el deporte, su último grito de alegría databa de 1980 cuando los Phillies conquistaron su primer banderín de Grandes Ligas, por lo que una figura de la envergadura del proveniente de Georgetown Hoyas, llenaba de ilusión hasta al más renuente. Justo por el amor que lo rondaba en esa ciudad fue que Iverson tuvo que reprimir más que nunca el sueño que tenía desde pequeño gracias a su madre: convertirse en jugador de la Estrella Solitaria.

"Mi madre me hizo vaquero", confesó Iverson años más tarde a FOX Sports. "Ella solía obligarme a ver a los Cowboys cuando tenía como 5 años hasta que obviamente soy un fanático ahora”.

Pero quien cumple hoy 45 años de vida no solo cometió sacrilegio de apoyar al bando contrario de una recalcitrante enemistad entre los rivales de la División Este de la NFC. Peor aún, luego de retirarse en 2010, el nacido en Hampton, Virginia, reconoció que de haber podido, hubiera preferido dedicarse al futbol americano.

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“Aún lo amo más que al baloncesto”, dijo. Durante la preparatoria los estudiantes de la Bethel High School acudían a todos los partidos del equipo de futbol americano para ver al número 10. Iverson jugó de corredor, receptor, corner, quarterback y prácticamente cualquier posición en el campo que no fuera la línea. 

Inmerso en una vida difícil en que su mamá lo hacía ir a conseguir drogas para ella, el destino encaminó a Iverson a decantarse por el basquetbol por encima del futbol americano. Quienes lo vieron jugar, aseguran que fácilmente pudo haber cumplido su sueño, sin embargo, fueron los Sixers y no los Cowboys los que lo llevaron a la cúspide.

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