A casi dos semanas para el inicio de la campaña regular, los Browns de Cleveland decidieron intercambiar al linebacker, Barkevious Mingo, a los Patriotas de Nueva Inglaterra; de esta manera, el exjugador de los Tigers de LSU se convierte en un ‘deseo’ más que nunca pudo cuajar en Cleveland.
Mingo llegó a los Browns en el Draft de 2013 como su primera selección y sexta global de dicho reclutamiento. En su etapa con el equipo disputó 46 encuentros, apenas 16 de ellos como titular, registró 68 tacleadas, sólo siete capturas de quarterback y una intercepción.
El nombre de Mingo es parte de una lista de recientes jugadores que llegaron con altas expectativas pero que han terminado por ser unos petardos, o ‘Bust’ como se les dice en la NFL.
De 2010 a 2014, Cleveland ha contado con siete selecciones en primera ronda del Draft, de los cuales únicamente Joe Haden (2010) y Justin Gilbert (2014) se mantienen con el equipo.
Por su parte Phil Taylor, Trent Richardson, Brandon Weeden, Barkevious Mingo y Johnny Manziel ya son parte del pasado. Sin embargo, el problema de la franquicia va más allá del campo de juego.
Desde su regreso a la Liga en 1999, los Browns han contado con ocho diferentes gerentes generales, entre ellos Dwight Clark, Butch Davis, Phil Savage, George Kokinis, Tom Heckert, Michael Lombardi, Ray Farmer y, para este año, Sashi Brown.
En el mismo periodo han desfilado tres dueños: Al Lerner, Randy Lerner y Jimmy Haslam III. Y qué decir de los entrenadores en jefe. Para no ir más lejos, Hue Jackson, quien fue contratado hace algunos meses, es el sexto coach desde 2005 a la fecha.
Entendemos que los Browns de Cleveland se mantengan en la Liga por el exitoso pasado que los arropa, por aquellos campeonatos que obtuvieron en la extinta AAFC y en la vieja NFL al mando de Paul Brown; de no ser por ello, deberían ser la primera franquicia en la lista para desaparecer o mudarse a otro sitio.