Novak Djokovic esperó. Tuvo que esperar para que Nick Kyrgios perdiera los estribos y desconcentrarse. Esperó hasta encontrar cómo descifrar los potentes saques de su rival. Esperó hasta que apareció su mejor versión.
Djokovic nunca se acobarda por un déficit, en un juego, un set, un partido. No se arredra al tener que ponerse a buscar soluciones. Y en Wimbledon, desde hace mucho tiempo, es indomable.
Siempre constante, el astro serbio sacó a relucir su calidad para someter el bombardeo de aces y trucos de Kyrgios, imponiéndose por 4-6, 6-3, 6-4, 7-6 (3) para conquistar su séptimo título consecutivo en Wimbledon y séptimo en total.
El máximo cabeza de serie estiró a 28 su racha de victorias en el torneo de Grand Slam en césped y elevó a 21 su cosecha de títulos en las grandes citas. Rompió el empate que mantenía con Roger Federer y quedó a uno de los 22 de Rafael Nadal por el récord histórico del tenis masculino.