Serena Williams dio un sorbo a su botella de agua y agachó la mirada mientras escuchaba a periodistas tras su derrota ante Naomi Osaka. Parecía que había sido ayer cuando ya embarazada ganó su trofeo major número 23, el 28 de enero de 2017. En cambio, a lo largo de cuatro años sufrió una embolia pulmonar tras dar a luz a su hija y volvió heroica a las canchas, pero sin poder demostrar su grandeza como en antaño, por lo que la frustración la llevó a las lágrimas frente a la prensa.
La menor de las Williams ganó en Melbourne el último de sus 23 Grand Slams y quedó a uno del récord de Margaret Court, por lo que superar esa marca parecía pan comido para la tenista más dominante de la época reciente. Sin embargo desde entonces jugó 11 torneos major, llegó a cuatro Finales y las perdió todas. En general, en esta Semifinal ante la japonesa buscaba los récords de 363 victorias, para pasar a Roger Federer y de alcanzar 34 finales para empatar a Evert.
Pero la pesadilla que vive después de haber vuelto a las canchas después de su complicada gestación se prolongó y desnudó la impotencia que vive al no poder materializar sus anhelos como antes hacía con la mano en la cintura.
“No diría que estaba nerviosa. Sencillamente he cometido muchos errores (24 frente a 21), esa fue la diferencia”, dijo poco antes de romper en llanto. “Me sentía bien. Estaba pegándole bien a la bola durante todo el torneo. Jugué bien los dos primeros juegos, tuve muchas oportunidades”.
“No lo sé, si alguna vez dijera adiós no se lo contaría a nadie”, respondió tras ser cuestionada sobre un eventual retiro, toda vez que tiene 39 años de edad. Pero cuando se le preguntó cómo se sentía después de un mal día, no pudo contener las lágrimas y se desmoronó para exclamar: “No lo sé, ya está, se acabó”, y levantarse de su asiento para abandonar la conferencia de prensa.
Serena arrasó en 2002 ganando tres de los cuatro Grand Slams del año, una proeza que pudo repetir recién en 2015. Pero aquellos recuerdos de un pasado que parece más lejano que nunca atormentan el presente de Williams y su retiro parece cada vez más cercano, a menos que algo le dé las fuerzas necesarias para revertir el camino como cuando estuvo a punto de morir por complicaciones en su embarazo. Pero logró salir adelante y hasta volver a las canchas.
