Minutos antes de su competencia, Lupita González tenía un pendiente: que a su familia no se le olvidara encender el cirio, aquel que iluminaría su camino a lo largo de los 20 kilómetros.
La familia de Lupita la define como alguien devota y alegre, siempre al pendiente de sus seres queridos. Ahora necesitaba que ellos rezaran por ella.
Su familia se reunió en su casa, ahí apoyaron cada uno de sus pasos y se emocionaron en los últimos metros. La niña que jugaba a llegar a los Olímpicos, estaba cumpliendo su sueño.
“Siempre le vi habilidad, jugaba, corría con sus hermanos, siempre ganaba, pero nunca pensé que fuera a llegar hasta donde ha llegado”, compartió su mamá, doña Justina Rodríguez, quien ayer no paró de recibir felicitaciones.
Todos en su familia tienen la misma opinión. Es alegre, juega con sus sobrinos, nunca para de hacer bromas. Ahora sonríe por la medalla obtenida.
“Siempre anda: ‘cárgueme mamá, cárgueme’ y se sienta en mis piernas (risas), entonces ahora sí la cargaría. Así sí, ahora que trae la medalla”, dijo doña Justina, feliz de que su pequeña Lupita cumplió sus sueños.