Nunca hubo dudas sobre el potencial de Naomi Osaka dentro de la cancha al momento en que decidió alejarse dos meses del deporte para atender su salud mental. En especial sobre canchas duras, la superficie en la que se juega el torneo olímpico y la misma en la que Osaka ha ganado sus cuatro títulos de Grand Slam.
La superestrella local conectó tiros ganadores desde ambos perfiles casi a voluntad en la victoria del lunes 6-3 y 6-2 sobre la suiza Viktorija Golubic, número 49 del mundo, para ubicarse en los Octavos de Final. Fue una exhibición similar a la de su triunfo sobre la china Zheng Saisai el día anterior y prolongó su ímpetu después de llevar a cabo el máximo honor de la ceremonia de inauguración, donde encendió el pebetero olímpico.
A Osaka se le pidió en marzo que encendiera el pebetero, pero dijo que “no sentía presión”. “Sentí más emoción”, dijo Osaka. “Como un deber, algo que quería lograr”.
Dos victorias más separan a Osaka de más honores: una medalla olímpica. “Definitivamente significaría mucho para mí, pero sé que es un proceso”, dijo Osaka sobre la posibilidad de ganar una medalla para su país. “Intento ir partido a partido. Considerándolo todo, estoy feliz de estar aquí. No había estado en Tokio en casi un año”.
Es su primer torneo desde que se retiró de Roland Garros en mayo para darse un respiro mental, revelando que lidiaba con episodios de depresión. Después se ausentó de Wimbledon.
En condiciones de más viento y menos sol que hace un par de días, Osaka sumó 29 tiros ganadores por 14 de Golubic y tuvo apenas 11 errores no forzados por 21 de su rival.
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