Superdome, la cita del Superbowl tras la tragedia

El Superdome tiene su primera gran cita tras la tragedia | AP
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| 28 Ene, 2013

DANIEL HERNÁNDEZ

La noche del 29 de agosto de 2005 ha sido la más larga que se haya vivido en Nueva Orleans. Fue un antes y un después en la cuna del jazz.

Después del paso del huracán ‘Katrina’, 80 por ciento de la ciudad quedó bajo el agua y murieron más de mil 800 personas, según datos del gobierno de Estados Unidos.

La peor tragedia natural en los últimos años en territorio estadounidense dejó a la ciudad más grande, Louisiana, literalmente hundida en el caos.

A siete años de la catástrofe, Nueva Orleans se recupera; sin embargo, las cifras han cambiado: de las 484 mil personas que habitaban la urbe, actualmente sólo residen 360 mil 400.

Las pérdidas para la ciudad ascendieron a 108 mil millones de dólares, y a su paso, el huracán dejó más 182 mil edificios destruidos.

La respuesta del gobierno de Estados Unidos fue relativamente inmediata y destinó cerca de 62 mil millones de dólares para atender a los más de 700 mil desplazados.

La ayuda internacional tampoco se hizo esperar, incluso Cuba y Venezuela, países con los que Estados Unidos no tiene buenas relaciones, enviaron víveres y médicos para tratar de mitigar los efectos del fenómeno natural.

Para evitar futuras complicaciones, el entonces gobierno de George Bush reconstruyó los diques que colapsaron cuando ‘Katrina’ tocó Nueva Orleans, lo cual costó más de 14 mil millones de dólares.

Poco a poco, la ciudad se ha recuperado. A siete años del cataclismo, Nueva Orleans está a un 85 por ciento de lo que fue antes del fenómeno y el turismo ha sido parte fundamental para reactivar la economía.

Incluso, varias agencias de viajes ofrecen un ‘Tour Katrina’, que recorre los sitios que más daños sufrieron por el paso del huracán, como la zona del lago Pontchartrain y el río Mississippi.

El Superdome no se salvó y fue ahí, donde ahora se jugará el Super Bowl, el albergue de miles de personas damnificadas. Aquella tragedia ahora es un triste recuerdo. Nueva Orleans sigue viva, lista para albergar al ‘gran juego’.