Nadie recuerda a los segundos lugares y menos a los últimos, excepto cuando se trata de una competencia como los Juegos Olímpicos, en los que ganar no siempre es lo más importante. Así lo demostró la maratonista Kinzang Lhamo de Bután en París 2024.
Por primera vez en una competencia fuera de su país, un pequeño territorio de poco más 720 mil habitantes ubicado entre China e India, Kinzang terminó la prueba hora y media hora después que la ganadora, Sifan Hassan.
La neerlandesa detuvo el cronometro con un tiempo de 2:22:55 horas para establecer nuevo récord olímpico. Mientras que Lhamo cruzó la meta con un tiempo de 3:52:59, entre vitores y porras del público que la alentaron a cruzar la meta.
La atleta de 26 años llegó al último tramo de la ruta al límite de sus fuerzas, por lo que venía caminando. Sin embargo, una multitud del otro lado de las vallas comenzó a juntarse para alentarla a continuar y ella retomó el trote ligero para cerrar con fuerza.
Cuando la joven maratonista cruzó la meta, la secretaria de Bután la recibió con orgullo. "El objetivo era que lo terminara y lo hizo”, declaró, mientras la atleta recibió asistencia y fue retirada en silla de ruedas.
Bután llegó a París 2024 con una delegación de tres atletas: Lam Dorji en tiro con arco y Sangay Tenzin en 100m libres de natación. Kinzang fue la única mujer de los representantes y la abanderada de la delegación, por lo que aunque no ganó medalla, su imagen fue un ejemplo del olimpismo y ya dejó una huella memorable en París 2024.
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