El Maratón de Tokio reforzó la seguridad hasta límites inéditos de cara a su celebración este domingo por la amenaza terrorista del Estado Islámico (EI), con medidas que incluyen decenas de policías infiltrados en la carrera o la prohibición de llevar bebidas no precintadas.
La prueba se ha convertido en un primer ensayo de seguridad con vistas a la celebración de los Juegos Olímpicos que Tokio acogerá en 2020 después de que en las últimas semanas el EI secuestrara y decapitara en Siria a dos japoneses y amenazara con asesinar a ciudadanos nipones "dondequiera que estén".
Según explica la organización en su página web, este año los 36 mil corredores sólo podrán traer botellas, latas o contenedores de bebida que hayan sido adquiridos en un comercio y no hayan sido abiertos o desprecintados para evitar la posibilidad de que un líquido pueda ser utilizado para fabricar una bomba.
Habrá seis accesos de seguridad (cuatro más que en 2014) en los que se controlará estrictamente que las bebidas cumplan estas condiciones y en los que habrá 50 detectores de metales, 46 más que en la edición del año pasado.
El personal destinado a seguridad estará compuesto por 6 mil efectivos de empresas privadas y 4 mil 500 de la policía metropolitana de Tokio.
Además 64 agentes correrán por primera vez la carrera, según detalló a principios de mes la policía metropolitana de la capital nipona.
Los policías irán identificados como tales y tendrán una cámara de pequeño tamaño en el lateral de sus gorras que transmitirán las imágenes en vivo a una sala de control.
El número de cámaras de seguridad fijas operadas por la organización ha pasado de 11 a 21 este año, a las que hay que sumar otras 1.200 instaladas en las calles del recorrido.