Sin querer, un día Arnie Briggs movió las fibras más sensibles de Kathrine Virginia Switzer, al asegurar que una mujer no podría correr 42 kilómetros "porque eso era cosa de hombres".
Con esas palabras, su entrenador impuso en la corredora el gran reto de mostrar al mundo las capacidades femeninas. Hasta 1967, la mujer no tenía cabida en actividades deportivas de alto rendimiento como los maratones.
Perseverante y evasiva de la ideología machista de la sociedad, ‘Kathy' se inscribió al Maratón de Boston con el nombre de KV Switzer, y con identidad masculina, obtuvo el dorsal 261.
Cuando la joven de 20 años llevaba un excelente ritmo, una voz le exigió enérgicamente: "¡Sal de mi carrera y devuélvame el dorsal!", era el codirector de la carrera, Jock Semple, quien irrumpió en la pista para detener a la maratonista.
Con ayuda de su novio y de otros corredores, que impidieron que la atleta fuera retirada de la competencia, Switzer cruzó la línea final después de 4 horas y 20 minutos. El hecho bochornoso no sólo quedó en el recuerdo de quienes presenciaron el momento, un fotógrafo del Boston Cable capturó la imagen que dio la vuelta al mundo.