La tenista, Serena Williams, que disputó la decimocuarta Final del Abierto de Estados Unidos, protagonizó el peor espectáculo de su exitosa carrera profesional al enfrentarse al árbitro del partido que perdió por 6-2 y 6-4 ante la japonesa, Naomi Osaka, que es la nueva campeona del último torneo de Grand Slam de la temporada.
Una frustrada Serena, de 36 años, se echó a llorar al discutir con el juez de silla, Carlos Ramos, sobre dos advertencias: una por recibir consejo de su entrenador y otra por destrozar su raqueta después de que Osaka rompiera su servicio en la segunda manga y poner el marcador con parcial en su contra de 3-4.
Después de renunciar a su primera ventaja en el partido en un juego en el que cometió una doble falta dos veces, la tenista estadounidense rompió su raqueta y esto le permitió a Osaka comenzar a servir el sexto juego con 15-0.
Poco pudo conseguir Serena, dado que su perdida de control hizo que su rival, que jugó el partido de su vida, lograra la victoria y se proclamara con todos los honores y méritos la nueva campeona del Abierto de Estados Unidos al superar a la que ha sido desde siempre su 'ídolo'.