Ninguna rivalidad ha sido tan intensa y tan significativa. Dos colosos con estilos distintos. Uno con la elegancia y precisión de un reloj suizo; el otro con la potencia y la destreza de una fiera.
Roger Federer y Rafael Nadal han marcado la historia del deporte blanco, al protagonizar la enemistad más importante del Siglo en esta disciplina.
Por años, sus enfrentamientos han despertado el interés del mundo entero. En cancha dura, en arcilla, en hierba; en Grand Slam, Masters 1000 o en una exhibición, los duelos entre ambos siempre paralizan a los fanáticos. Han dejado, hasta ahora, 40 episodios como uno de los grandes tesoros del tenis.
16 años después, parece lejano aquel primer duelo, en el que un joven de 17 años puso en jaque a quien todos llamaban un prodigio de la raqueta. Federer, ya como número uno del mundo y dos Grand Slams en la bolsa (Wimbledon 2003 y Australian Open 2004), llegó al duelo en Miami como favorito; Nadal, como una promesa del tenis español. Fue un duelo en el que el físico desafió a la técnica. El manacorí derrotó por doble 6-3 al suizo, fue el triunfo de su vida y el arranque de una saga que parece interminable.
“Me acuerdo cuando Rafa era más joven, que era muy tímido, me admiraba y decía ‘estoy feliz con lo que Roger quiera’. Después fue creciendo hasta convertirse en un personaje mucho más fuerte. Todavía lo pasamos muy bien, pero obviamente nuestra rivalidad fue creciendo, cuanto éramos el número uno y dos todo el tiempo”, recordó el suizo hace unos meses.
Este llamado ‘Clásico’ comenzó a cobrar mayor importancia al disputarse de manera frecuente en Finales de los torneos más importantes (Majors, Masters 1000 y ATP Finals). Cada duelo generó más expectación que el anterior, por el choque de estilos, los títulos en disputa (nueve de Grand Slam), por la pelea por la cima de circuito y por el legado de ambos.
Veinticuatro de los 188 títulos que ostentan entre ambos (103 del suizo y 85 del español) las consiguieron así, con la exigencia siempre al máximo, con la presión de aumentar el legado. La fortaleza física y mental de Nadal ha tomado ventaja en la rivalidad, 24 victorias, por 16 del helvético; la historia continúa y pinta para ser infinita.
Cuando las lesiones de ambos y la nueva generación amenazaban con terminar con el antagonismo, en 2017, con la Final del Australian Open, la rivalidad revivió. Poco importó la veteranía de ambos. El espectáculo de ‘Su Majestad’ y ‘La Fiera’ aún es atractivo, está más vivo que nunca. Dos históricos del tenis aún están dispuestos a entregar su mejor versión en la pista y, así, aumentar valor de un tesoro inigualable para la historia del tenis.