El rugido de los motores causó un eco inusual en el circuito ovalado del Darlington Raceway. La NASCAR hizo historia al ser el primer serial de automovilismo en reanudar sus acciones luego de que la pandemia por el Coronavirus frenara prácticamente todos los eventos deportivos alrededor del mundo.
Para lograrlo, tuvo que pagar el precio de hacerlo a puerta cerrada para respetar la nueva medida universal del distanciamiento social.
El The Real Heroes 400 marcó el regreso de la serie en Carolina del Sur 71 días después de la última carrera.
Kevin Harvick hizo ondear la bandera a cuadros y se convirtió en el decimocuarto piloto en alcanzar las 50 victorias en la historia del serial, para agrandar un poco más su ya de por sí histórico triunfo en plena emergencia sanitaria.
Se trató de una competencia inusual no solo por las gradas vacías, pues no hubo sesión de entrenamientos ni clasificación y la parrilla de salida se decidió por sorteo.
Con tal de seguir los protocolos de seguridad, los equipos redujeron su personal en pista a solo 16 personas, incluido el piloto, siendo cada uno de ellos sometido a exámenes de salud y tomas de temperatura constantes.
Se trata ya de una de las carreras más extrañas en la historia de NASCAR, con cubrebocas por doquier, ningún apretón de manos y una transmisión remota.
La organización eligió la pista de carreras más antigua del serial como el lugar más seguro para reiniciar su temporada después de que se pospusieron ocho eventos en medio de la pandemia.
NASCAR enfrentaba un colapso financiero por lo que apostaron a la televisión nacional para sanear un poco el golpe económico que significó la pausa por la pandemia.
