La edición XXIII Juegos Centroamericanos y del Caribe cerraron con broche de oro con el característico carnaval de Barranquilla, para pasarle la estafeta de la fiesta deportiva a Panamá.
Los fuegos artificiales iluminaron una noche histórica en la que México se despidió de Colombia como el campeón del certamen regional, victoria que no presumía desde hace 52 años con su archirrival de la zona, Cuba, presente.
El desfile de las delegaciones dio inicio a la ceremonia de clausura que transmitió la alegría de los barranquilleros, quienes quisieron mostrarse como la ciudad mundial de la alegría.
“Más de 100 marcas rotas, nunca antes vinieron tantos atletas a los Juegos, además fue la más grande audiencia.
“Estos han sido los mejores juegos de nuestra historia”, aseguró durante su discurso Steve Stoute, presidente de Odecabe.
El reto para Panamá, que albergará los Juegos en 2022, será igualar o superar los extintos juegos cafetaleros que se distinguieron por su calidez y alegría de la gente, así como por sus instalaciones que, aunque se construyeron a marchas forzadas, cumplieron con las expectativas de los deportistas.
“Barranquilla nos ha dejado la vara muy alta; desde hoy nos preparamos para recibirlos con los brazos abiertos en 2022”, mencionó José Isabel Blandón, alcalde de Ciudad de Panamá.
La llama del fuego centroamericano, que despidió a los deportistas veteranos que dijeron adiós a la justa regional y que llenó de sueños y esperanzas a las nuevas generaciones rumbo a los Juegos Olímpicos de Tokio 2020, se apagó en el Estadio Metropolitano Roberto Meléndez.
Durante 16 días de competencias, en las que participaron 37 países, en 36 deportes, se transmitieron los valores deportivos llevando un mensaje de paz y unidad a la humanidad.