Novak Djokovic, venció con contundencia a Rafael Nadal por 6-3, 6-2 y 6-3 para certificar su tercer título del Grand Slam consecutivo, después de que se coronara también en las últimas ediciones de Wimbledon y Abierto de EU, y sumar el séptimo del Abierto de Australia.
En la reedición de la final disputada en 2012 entre ambos, Djokovic, ya asentado en el número uno del mundo, se impuso a Nadal con un colosal servicio, sin cederlo en una sola ocasión, en tan sólo dos horas y cuatro minutos para ganar su décimo quinto título del Grand Slam.
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Nadal, quien cumplió diez años en esta edición desde su título cosechado en 2009 en estas pistas, había llegado sin ceder un sólo set en las dos semanas, pero en la lucha por el título jugó dominado por Djokovic, sublime al servicio y con una gran seguridad al resto, para dictar el partido desde su campo.
Djokovic reveló desde el primer minuto cuáles serían sus intenciones para el resto del choque y endosó un 3-0 inaugural tras conseguir una tempranera rotura en el segundo juego del partido.
Sin embargo, su reacción no fue suficiente para enmendar su inferioridad inicial y el tenista de Belgrado, quien prosiguió conservando holgadamente el servicio, sentenció la primera manga por 6-3.
Continuó en la segunda manga por la misma línea Djokovic y no se dejó intimidar por una versión más agresiva de Nadal, quien pudo por vez primera conseguir más de dos puntos al resto cuando el marcador lucía un 3-2 desfavorable.
En el que sería el parcial definitivo, una nueva rotura en las primeras de cambio por parte de Djokovic enterró cualquier esperanza de un Nadal que no se sintió tan cómodo con su servicio, después de que fuera una de sus armas más eficaces en las anteriores rondas.