A los jinetes de salto no les gustan las sorpresas. Tampoco a sus caballos, a los que evitar los sustos les toma años de entrenamiento.
Y ninguno de los caballos que participaron en la eliminatoria olímpica de salto del martes había visto algo como el obstáculo número 10.
“Al dar la vuelta, lo primero que ves es (el trasero de) un tipo gordo”, dijo el jinete británico Harry Charles. “Hay mucho que ver”, añadió el irlandés Cian O'Connor.
“Es muy realista”, declaró el israelí Teddy Vlock.
Los jinetes aseguran que una estatua de tamaño real de un luchador de sumo ubicada a un costado del décimo obstáculo pudo haber distraído a varios caballos. Algunas duplas se frenaron en seco antes del obstáculo, acumulando suficientes puntos de sanción para no avanzar a la Final del miércoles.
La estatua está ubicada a la izquierda de un obstáculo colocado en una esquina de la arena. Agazapado y listo para atacar, el luchador les da la espalda a los jinetes que se aproximan, lo que significa que al salir de una curva cerrada para realizar el salto, lo primero que el caballo y el ser humano ven es un luchador cubierto a medias por su mawashi.
“Vi que unos cuatro o cinco caballos se asustaron con eso”, dijo Charles.
La mayoría de los obstáculos de la pista tienen cierta decoración japonesa: kimonos, un pequeño palacio o tambores taiko.
Ninguno captó tanta atención como el luchador de sumo.