La historia de Gabriela Agúndez y los clavados es de amor a primera vista, de lucha constante, de caídas y de resiliencia para inmortalizar su nombre con los Dioses del Olimpo.
Oriunda de La Paz, Baja California, La clavadista de 20 años de edad tuvo aun debut olímpico de ensueño en Tokio 2020 al conquistar la medalla de bronce en la plataforma de 10 metros sincronizados, junto a Alejandra Orozco.
“En el momento en el que me aventé de 3 metros a la alberca, desde ahí supe que clavados era mi deporte. Mi primer clavado lo sentí lleno de adrenalina, recuerdo que me daba miedo aventarme, cuando decidí ser valiente y me aventé del trampolín de 3 metros recuerdo muchísimo la sensación, fue adrenalina, desde ahí dije ¡wow! esto me gusta y de ahí ya no me pararon, incluso cada que sacaba un nuevo clavado recordaba esa sensación de la primera vez que me aventé del trampolín de 3 metros”, recordó Agúndez en entrevista con RÉCORD.
“Quiero enseñarles a las nuevas generaciones que siempre uno puede alcanzar sus sueños, si trabajas, si confías en ti y si no te rindes, lo puedes lograr. Quiero darle una medalla a mi país en Juegos Olímpicos, en Mundiales, que la bandera de México esté en el podio, eso sería un gran sueño para mí”, declaró.
El camino hasta llegar a la medalla olímpica fue sinuoso. Gaby dejó a su familia en Baja California Sur y a los 10 años emigró a la Ciudad de México, después de enfrentar diferencias con la entrenadora china Ma Jin, regresó a La Paz donde trabajó con el profesor cubano Yuniesky Hernández, quien falleció en 2020.
Nuevamente se separó de su familia y viajó a Guadalajara para entrenar con Iván Bautista, vivió la incertidumbre por el aplazamiento de la máxima justa deportiva, el incendio del gimnasio de clavados en el Code Jalisco y venció el Covid-19.
“Lo describo como (un camino) único y lleno de altas y bajas, pero como lo digo siempre hay que aprender a sobrellevar eso, a sobrellevar que vamos a tener días buenos y días malos y no por eso significa que ya ahí quedó nuestro sueño. Al contrario, creo que esos días difíciles nos ayudan a tomar más fuerza para poder lograr nuestro objetivo”, aseguró.