Mucho ha cambiado desde aquel 14 de noviembre de 2019, cuando Myles Garrett le arrancó el casco a Mason Rudolph y lo golpeó con el protector en la cabeza durante los últimos segundos del partido en que los Browns derrotaron a los Steelers hace poco más de un año. Ahora, Pittsburgh luce mucho más consistente, y de no ser por el descanso que dará el coach Mike Tomlin a algunos titulares, sería amplio favorito para imponerse ante el intermitente Cleveland.
Pero Tomlin decidió que daría descanso a su quarterback titular Ben Roethlisberger, debido a que como consecuencia de las reformas en el calendario de la liga, producto de los contagios de coronavirus, Pittsburgh no tuvo semana de descanso, por lo que el último partido de la temporada regular promete tener un sabor distinto, con el aliciente del reencuentro de Garrett con Rudolph después de la trifulca.
Una victoria separa a los Browns de completar su ansiado regreso a Postemporada, mientras que a Pittsburgh ya no tiene nada que perder. Cleveland busca clasificar a los Playoffs por primera vez desde 2002 y poner fin a la sequía de Postemporada vigente más larga de la NFL, a la vez que también intenta registrar su mayor cantidad de victorias en temporada regular desde 1994.
El problema de los Browns es que los Steelers han pasado los últimos 20 años manteniéndolos a rajatabla con sus vitrinas colmadas de trofeos de Vince Lombardi y anillos de Super Bowl. Con marca de 10-5, los de Ohio pueden poner fin a casi dos décadas de fracaso y frustración con una sola victoria (por octava vez en 44 partidos desde 1999) frente a su odioso rival.
De lograrlo, Cleveland pudiera hacer olvidar la temporada de 0-16 en ese lapso. Pero para eso, debe dejar fuera del emparrillado el recuerdo más fresco que tiene ante su antagonista de 38-7 sufrido en octubre pasado, para así poder reescribir su hisotria.
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