Por séptimo año consecutivo, Ezekiel Elliott disputará un juego de temporada regular en el AT&T Stadium, sólo que ahora lo hará, por primera vez, con otro jersey, el de los Patriots de Nueva Inglaterra.
Hablar de la relación entre Dallas y Zeke es complicado. Muchos dirán que fue un amor que perdió la chispa, pero que terminó en buen momento. Otros que fue un romance tóxico, con ambas partes exigiendo más de lo que se podía dar.
La realidad es que Elliott se fue del conjunto de la Estrella Solitaria por la puerta de atrás. Pese a tener un arranque profesional que prometía terminar con la sequía de títulos de los Vaqueros, polémicas fuera del emparrillado, la petición de más dinero y la baja de juego terminaron con el vínculo este año.
"Siempre será querido aquí. El cariño que se mantiene por Zeke en este vestuario es tremendo", comentó el entrenador Mike McCarthy.
Y es cierto. Elliott se quedó con una parte del corazón de la afición. Sin embargo, ese cariño ganado con grandes actuaciones en sus primeros dos años se fue achicando en cuanto los fracasos se consumaron.
"Probablemente, en mi época, durante nuestra época juntos, evidentemente era uno de nuestros jugadores más populares. Quiero decir, es tremendo compañero de equipo. Lo sigue siendo. Digo: usualmente su nombre sale a relucir una vez a la semana. Gran chico", añadió el head coach de Dallas.
Al lado de Dak Prescott, Zeke consiguió cuatro boletos a la Postemporada con los Cowboys, pero nunca más allá de Juegos Divisionales. Fue líder terrestre de la NFL, registró más de mil yardas en cuatro campañas y es tercero en la lista de yardas por la vía terrestre de los Vaqueros. Nada mal para irse sin títulos.
