El Super Bowl, además de ser la cúspide del futbol americano, es un crisol de tradiciones arraigadas en la cultura deportiva. Una de ellas, que ha trascendido fronteras y se ha expandido a otras disciplinas, es el famoso "Gatorade Dunk", o Baño de Gatorade, una celebración que deja empapado al entrenador campeón.
La práctica, que se ha convertido en una escena icónica tras los emocionantes encuentros, tiene sus raíces en la temporada de 1985 de la NFL. Fue entonces cuando el jugador de los New York Giants, Jim Burton, demostró su euforia después de vencer a los Washington Redskins. En un acto espontáneo de alegría, decidió gastarle una broma al coach, Bill Parcells, dándole un baño. En lugar de enojarse, Parcells recibió la sorpresa con una sonrisa, y así nació una tradición.
Con el paso de los años, este baño se ha convertido en una costumbre arraigada en la NFL, adoptada por equipos de todo el país como una forma de celebrar el éxito. Pero su influencia no se limita al futbol americano. En 2008, el entrenador Doc Rivers de los Boston Celtics se convirtió en la primera "víctima" del baño en la NBA, cuando su equipo se coronó campeón.
Esta práctica, que comenzó como un gesto espontáneo de celebración, ha evolucionado hasta convertirse en una parte integral de la cultura deportiva. Los seguidores de la NFL esperan con anticipación ver qué entrenador será el próximo en recibir el baño, agregando emoción y diversión a la culminación de una temporada llena de acción y drama.