La vida de Drew Brees fue sacudida cuando los Chargers le pusieron el tag de jugador franquicia en su última temporada. San Diego había elegido un año atrás a Philip Rivers, por lo que su destino marcaba un rumbo muy lejos de California. Su carrera necesitaba con urgencia una reconstrucción, tanto como la ciudad de Nueva Orleans tras el paso del Huracán Katrina.
Tan pronto terminó la temporada 2005, el teléfono de Brees no dejó de sonar. El mariscal egresado de Purdue era asediado por los Dolphins, que buscaban con urgencia quién cubriera el tremendo hueco dejado por Dan Marino. Pero también lo buscaban los Saints, un equipo tradicionalmente perdedor y con una ciudad en ruinas.
“Brittany (su esposa) y yo nos dimos cuenta de que estábamos buscando un significado más profundo para todo esto, y pensé ‘aquí (Nueva Orleans) es donde pertenezco, para ser parte no solo de la reconstrucción de una organización, sino también de una ciudad y una región’”, dijo Brees en el documental America’s Game.
Fue así que el oriundo de Austin, Texas, se convirtió en una de las personas más queridas en la tierra del Blues. No sólo su ayuda humanitaria para combatir los estragos causados el 25 de agosto 2005, cuando mil 833 personas murieron, 107 mil 379 casas quedaron inundadas por lo que el 80 por ciento de la población tuvo que abandonar su hogar y un impacto económico en daños materiales fue estimado en 146 mil millones de dólares, fue de vital importancia, Brees acompañó su altruismo con un alto nivel de juego, lo que ayudó a aminorar los estragos y devolvió una identidad marchita a la localidad.
Su momento cumbre llegó el 7 de febrero de 2010, casi un lustro después de la catástrofe. Drew llevó a los Saints a ganar el primer Super Bowl de su historia al vencer a los Colts de Peyton Manning.
Actualmente, Brees ostenta con 547 el récord de más pases de TD en la historia de la NFL y con 77 mil 416 es el mariscal con más yardas de todos los tiempos; cifras que le hicieron merecedor de la etiqueta de leyenda en Nueva Orleans.
Sin embargo, luego del asesinato de George Floyd a manos de un policía en Minneapolis, las protestas en Estados Unidos evocaron a las que realizaba Colin Kaepernick como pasador de los 49ers, cuando se arrodillaba mientras sonaba el himno nacional. Cuestionado sobre este tipo de manifestaciones, Brees aseguró que “nunca estaré de acuerdo con que le falten al respeto a la bandera o a nuestro país”.
La lluvia de críticas cayó casi tan fuerte como aquel huracán que había arrasado con la ciudad que él mismo ayudó a reconstruir. El daño estaba hecho, ofreció disculpas, pero su legado como un ícono visto casi como deidad en Nueva Orleans se tambaleó y su escultura sufrió una fisura que será señalada por quienes dignifican la memoria de las víctimas de la desigualdad racial.
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