Año con año al menos un par de equipos buscan en el Draft a un quarterbacks que los ayude a mejorar sus resultados de la campaña anterior. Las franquicias depositan sus esperanzas en jóvenes que apenas están saliendo de la universidad y llegan a la NFL con la presión de rescatar proyectos y ganar la mayor cantidad de juegos posibles.
En 2016 la generación de mariscales de campo no tenía a una estrella que destacara por encima de todos los demás. No obstante los Rams y los Eagles apostaron para subir en el draft y tomar a Jared Goff y Carson Wentz con los picks globales número uno y dos, respectivamente. Ambos fueron traspasados este mes a nuevas ciudades, dejando así a Dak Prescott como el único sobreviviente de aquel año que se mantiene aún en su equipo.
Prescott aún no resuelve su situación contractual con los Cowboys y su futuro en Dallas pende de un hilo. En 2020 el pasador de 27 años tenía la oportunidad de mostrarle a Jerry Jones que él es el presente y futuro de la franquicia, lamentablemente una aparatosa lesión en la Semana 5 lo dejó fuera el resto de la campaña y las dudas sobre su regreso preocupan al mandamás de los Vaqueros.
Tal y como se predijo en su momento, la generación del 2016 no tuvo éxito alguno en la NFL. Salvo el caso de Wentz y Goff que serán titulares en 2021 en sus nuevos equipos, el resto de mariscales están en la banca o fuera de la Liga desde hace un par de años. Solo Jacoby Brissett, Nate Sudfeld, Brandon Allen y Jeff Driskel estuvieron en un equipo para la campaña anterior. El resto de los 15 quarterbacks drafteados están borrados del mapa.
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Las siguientes semanas son cruciales para el futuro de los Cowboys y de Prescott. El próximo Draft tiene grandes prospectos en la posición y la opción de buscar a Deshaun Watson vía traspaso sigue latente. Dakota no tiene nada seguro en Dallas, no obstante es el único sobreviviente de aquel draft y si logra un acuerdo con Jerry Jones lo seguirá siendo.